Ya sabéis que somos mucho de señalar días en el calendario. Nos gusta ver el tiempo que queda para que lleguen esos días señalados en nuestras agendas… y una vez que llegan festejarlo por todo lo alto, o simplemente comentarlo con nuestros amigos y colegas. Las bibliotecas no iban a ser menos y desde hace ya unos cuantos años tienen señalado en el calendario el 24 de octubre como su gran día.
El Día de la Biblioteca es un buen momento para festejar con los usuarios (y con el sector) que un año más sigue viva la biblioteca y con ganas de seguir luchando por ofrecer un magnífico recurso educativo, de conocimiento y de ocio a su comunidad. También es un buen día para reivindicar su presencia y mostrar los golpes que se llevan durante el resto del año. Mostrar las heridas, pero seguir convencidos en que todavía les queda un largo recorrido y mucho que aportar. Porque no es fácil tumbar a una biblioteca… ni a sus profesionales… y ni a todos sus usuarios.
Porque la biblioteca es necesaria para la sociedad… es muy necesaria para esa comunidad a la que sirve. Es así de simple y claro. Una biblioteca da muchísimo a su comunidad desde el punto de vista cultural, social, económico y educativo / formativo. Y no es que las bibliotecas estén pasando por su mejor momento con un grado de interés de las personas en asistir a las bibliotecas de 2,7 sobre 10 según la última Encuesta de Hábitos y prácticas culturales en España elaborada por el MECD. Eso sí, los que asisten se van más que satisfechos, llegando dicha satisfacción al 8 sobre 10. Eso es que las personas que van a las bibliotecas encuentran en ellas (casi) todo lo que estaban buscando o demandando.
Y aunque algo más de la mitad de los españoles no haya ido nunca o casi nunca a una biblioteca (o que solamente 2 de cada 10 españoles haya ido en el último año) son muy necesarias. Tan necesarias que puede que no hayas ido nunca en tu vida a una biblioteca pero el día en que te haga falta ahí estará para recibirte y ayudarte.
Porque las bibliotecas son espacios democráticos que están al alcance de todas las personas. Son lugares que fomentan el libre acceso a la información, la tecnología, los recursos, las herramientas y los servicios. Son espacios de ayuda, de formación, de ocio. Lugares para la estimulación de la curiosidad e incluso lugares de evasión. Son entidades que preservan la memoria local y entidades llenas de vida, energía y sensaciones.
Por no hablar de la eficiencia económica y la rentabilidad que aportan a la sociedad. Así es… por cada euro (mío y tuyo) que va destinado a bibliotecas tiene un retorno de la inversión de 2,49 euros. Porque las bibliotecas son gratis porque las pagamos entre todos. Eso sí, que la próxima vez me pregunte cuanto de lo que pago quiero que vaya para las bibliotecas. No estaría mal que hubiese determinado porcentaje de lo que pagamos de impuestos de libre designación.
Porque las bibliotecas se esfuerzan por adaptarse a los tiempos. Las bibliotecas ya no son solamente libros, lectura y estudios (que también, e incluso es lo más demandado)… ahora son también lugares en los cuales disfrutar, aprender, jugar, crear… Las bibliotecas amplían su mira y empiezan a prestar todo tipo de cosas que pueden llegar a ser de utilidad de sus usuarios, como: lupas, calculadoras, instrumentos… o telescopios, paraguas, botas de nieve, cámaras… Diría que pocas organizaciones públicas se han adaptado tanto como las bibliotecas en los últimos años.
Pero aún queda mucho camino. Un camino en el cual la difusión de lo que se hace es tan importante como llegar a esos usuarios potenciales para que sepan que sus bibliotecas existen y pueden ayudarles en sus necesidades informativas o de ocio. También hay que llegar a esos políticos que se hacen la foto en la biblioteca porque es un sitio cargado de conocimiento y quieren que se les identifique con eso, pero que luego no vuelven a pisar la biblioteca e incluso la ignoran cuando llegan al poder mientras que estando en la oposición decían mil y una maravillas de las bibliotecas. Las bibliotecas tienen que llegar a todo el mundo… y una vez que llegan a las personas hacerse imprescindible para ellas.
Porque las bibliotecas son imprescindibles, pero hay gente que las ve prescindibles en esta etapa de la vida en la cual Internet domina el mundo de la información. A veces uno se pregunta por qué las bibliotecas no aprovecharon su momento y se convirtieron en lo que era Google. Quizás no supieron ver más allá de los libros y van ahora a remolque. Las bibliotecas están cargadas de muy buenos profesionales que pueden llegar a hacer maravillas con la información, e incluso pueden llegar a crear sinergias positivas con otros sectores para apoyarse mutuamente y desarrollar servicios y productos que lleguen a ser de utilidad a su comunidad. Quizás les faltó ese granito iniciativa para emprender, pero comprendo que en esos tiempos esto no tocaba en las bibliotecas.
Está claro que a las bibliotecas solamente se les echa en falta cuando no están. Ahora lo que hay que conseguir es que ese momento nunca llegue. Que no llegue el momento en el cual veamos como se cierran las bibliotecas, porque cuando se cierren las bibliotecas nuestro acceso a la información (y la veracidad de esta) estará condicionado por el poder y por el dinero.
Y sin lugar a dudas, el Día de la Biblioteca son todos los días.
Imagen cortesía de Shutterstock
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