Sin tener un protocolo de actuación definido a priori, las bibliotecas han sabido gestionar de manera excelente el cierre de sus instalaciones volcando toda su actividad en potenciar su marca y ofrecer sus servicios digitales a través de las redes sociales e Internet. Pero llegará el momento en el que vuelvan a la normalidad. Una normalidad que puede que no sea la anterior, pero que las bibliotecas deben empezar a trabajar desde ya. Ahora bien, ¿están las bibliotecas pensando en ese futuro inmediato? ¿Están gestionando y planificando cómo será el día en el que vuelvan a abrir sus puertas?

El tiempo pasa volando, y el retorno de las bibliotecas está a la vuelta de la esquina como quien dice. No hay que esperar al último momento para empezar a pensar cómo será la vuelta a las bibliotecas. Hay tiempo para empezar a pensar y planificar en un protocolo de actuación ante la apertura de las bibliotecas. Una vuelta paulatina para evitar al máximo las probabilidades de infección y propagación del COVID-19, y garantizar la seguridad del personal de biblioteca y de sus personas usuarias.

Salvando las distancias, sobre todo económicas y no de importancia social, el mundo del fútbol ya ha empezado a pensar en ese futuro cercano. Es por ello por lo que ha elaborado un protocolo de actuación para la vuelta a los entrenamientos de los equipos. Este hecho, sumado a una posible ceguera por el presente que no deja ver el futuro de dentro de unas semanas, me ha llevado a plasmar en este post algunas ideas (ampliables) ante la necesidad de un protocolo de actuación para la apertura de las bibliotecas. Eso sí, tened en cuanta que la vuelta será dura. Si queremos que la biblioteca física siga existiendo como tal habrá que potenciar su necesidad. Más ahora cuando muchas personas cuestionan la necesidad física ante los servicios digitales.

Algunas ideas ante la necesidad de un protocolo de actuación para la apertura de las bibliotecas

1. Comunicación: Las bibliotecas son espacios seguros.

La comunicación es imprescindible, y más en estos momentos. Las bibliotecas tienen que mostrar tranquilidad y comunicar que son sitios seguros, libres de virus y espacios de confianza a los que volver.

Para ello no solo bastará con comunicar el día de apertura, sino que también explicar qué medidas higiénico sanitarias se han llevado a cabo y cuáles se llevarán en el espacio físico y recursos de las bibliotecas, entre el personal bibliotecario y entre las personas usuarias de las bibliotecas.

Dicha comunicación se plasmará en el protocolo de actuación y se deberá realizar a través de los medios propios de la biblioteca (sitio web, redes sociales, correo electrónico, cartelería, publicidad…), los medios locales (prensa digital y prensa en papel, radio, televisión…), medios de la organización o institución de los que depende la biblioteca o bibliotecas (notas de prensa, redes sociales corporativas / institucionales…). También se deberá comunicar e informar a las personas que acudan a la biblioteca sobre las normas sanitarias e higiénicas preventivas a través de carteles y folletos.

2. Desinfección de instalaciones y recursos.

La desinfección y limpieza de las bibliotecas (edificios, mobiliario, equipos de trabajo y colecciones) se debe realizar siguiendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias, administrativas y gubernamentales competentes, y previa apertura de las instalaciones.

Pero esta primera limpieza no bastará. Se tendrá que realizar de manera constante y con mayor frecuencia a lo largo del día, y durante el tiempo que estimen necesario las autoridades competentes o equipos de prevención.

También habrá que tener en cuenta qué hacer con los materiales que han estado en préstamo en periodo de cuarentena y cómo proceder su desinfección. E implementar medidas como mantener las puertas abiertas para evitar el contacto con pomos y manillas.

3. Personal disponible y servicios mínimos.

Antes de volver hay que saber con qué personal se cuenta. Controlar las bajas por enfermedad del personal bibliotecario o por estar dentro de categorías de riesgo de infección o contagio. No se hará una vuelta masiva, sino que a partir de este primer control se haría una vuelta a la biblioteca con el personal mínimo imprescindible.

En el caso de ser necesario para realizar una correcta apertura de la biblioteca y puesta en funcionamiento de sus servicios, los puestos de las personas que causan baja por enfermedad o por ser personal de riesgo se deberán suplir a través de contratación directa, activación de bolsas de empleo o aceleración de la resolución de oposiciones celebradas.

Hasta que las autoridades competentes no aconsejen la vuelta de la totalidad de la plantilla a la biblioteca (que podría efectuarse en semana sucesivas), el resto del personal seguirá teletrabajando desde casa.

4. Protección trabajadores y medidas de prevención.

El personal bibliotecario es uno de los recursos imprescindibles de las bibliotecas. Es por ello por lo que su protección es más que necesaria para cuidar la salud de estos profesionales. Dicha protección también garantizará la paulatina vuelta a la normalidad de la biblioteca.

Se deberán definir unas normas de comportamiento, higiene y sanitarias entre el personal bibliotecario. Normas que pueden ir desde la limitación de la interacción entre compañeros y personas usuarias, llevar guantes y mascarillas desechables diariamente, utilizar geles hidroalcohólicos, hasta, y en caso de crearlo oportuno, hacer la prueba del COVID-19 antes de volver a la biblioteca y llevar a cabo controles médicos.

La higiene de manos es la medida principal de prevención y control de la infección.

Las bibliotecas deben proporcionar todo este material a sus profesionales, así como garantizar su formación en las distintas normas y medidas de seguridad. Como he comentado anteriormente, la vuelta de los profesionales debe ser segura.

La información y la formación son fundamentales para poder implantar medidas organizativas, de higiene y técnicas entre el personal trabajador en una circunstancia tan particular como la actual. Se debe garantizar que todo el personal cuenta con una información y formación específica y actualizada sobre las medidas específicas que se implanten. [Procedimiento de actuación para los servicios de prevención de riesgos laborales frente a la exposición al SARS-CoV-2. Ministerio de Sanidad]

5. Protocolo de actuación ante la preparación de las instalaciones.

Se deben llevar a cabo una serie de medidas de prevención que garanticen la seguridad de todas las personas que acuden a las bibliotecas. Dichas medidas preventivas deben ser desarrolladas, preparadas e instaladas en las bibliotecas con anterioridad al día de la apertura.

Estas medidas pueden ir desde la instalación de mamparas de protección en el mostrador bibliotecario con la finalidad de ofrecer un mejor servicio a las personas usuarias de la biblioteca, hasta contralar los conductos de ventilación, tener las puertas abiertas (o instalar puertas automáticas) y colocar geles hidroalcóholicos en la entrada de la biblioteca.

Es imprescindible colocar carteles en la biblioteca y realizar folletos informando sobre las medidas higiénicas y sanitarias que se deben cumplir. Otra de las medidas a tener en cuenta, y que debe ser preparada con anterioridad, es la preparación de mesas en sala de consulta, sala de estudio y ordenadores para que garanticen el mantenimiento estipulado de distancia de seguridad.

6. Limitación de acceso a personas usuarias y definición de servicios disponibles.

Con el objetivo de evitar aglomeraciones en la apertura de la biblioteca, y para garantizar la distancia de seguridad de las personas, se deberá limitar el acceso a las personas usuarias en la cantidad y tiempo que las autoridades competentes estimen oportuno.

Esta limitación de acceso lleva a las bibliotecas a hacer una definición y comunicación de los servicios disponibles en el periodo de la vuelta paulatina a la normalidad. Es por ello por lo que toda actividad que suponga la reunión y trabajo en grupo deberá quedar anulada hasta que se normalice la situación. Por ejemplo, dentro de estos servicios y actividades estarían la celebración de clubes de lectura y talleres presenciales.

7. Inversión: nuevas adquisiciones y creación de servicios de apoyo a la comunidad.

La paralización en este momento no es una solución. Las bibliotecas tienen que resurgir e invertir en nuevos servicios y adquisiciones de recursos de información y entretenimiento. Es por eso por lo que las bibliotecas deben contar con presupuesto (inversión) para poner en funcionamiento la maquinaria cuanto antes, y a pesar a la crisis económica en la que viven las bibliotecas y la que está por venir.

Habría que definir, por un lado, la comunidad de personas usuarias que más van a necesitar la biblioteca (personas vulnerables, desempleadas, estudiantes, lectoras, emprendedoras…) para establecer una serie de prioridades y programas de reactivación y rehabilitación del tejido social e informativo. También habría que ir pensando desde ya qué pueden ofrecer las bibliotecas para estos grupos e ir creando servicios de apoyo sostenidos por recursos, herramientas y actividades de utilidad para ellos.

Por otro lado, y pensando en las personas lectoras, habría que definir cuáles serían las nuevas adquisiciones a incorporar en la colección de la biblioteca y ver que tanto en el almacenaje de dichos libros como en el traslado hasta la biblioteca se cumplen con los estándares sanitarios gubernamentales. También es un momento de apoyar a las librerías y las editoriales. Si desde las bibliotecas lo hemos pasado mal, ni que decir tiene el sector editorial y de las librerías. La Federación Española de Cámaras del Libro ya ha instado al gobierno de activar un Plan de compra para las bibliotecas a través del sistema librero en todo el territorio. Para ello solicitan que se flexibilicen y agilicen los procedimientos de compras por parte de las instituciones.

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