Las bibliotecas cuentan con una serie de enemigos que no se lo ponen nada fácil. Estos tratan de desestabilizar el buen hacer e imagen de las bibliotecas para y ante su comunidad. Y no es que estos enemigos se los hayan ganado a pulso las bibliotecas, no. La mayoría de estos enemigos han existido siempre, mientras otros han ido surgiendo en los últimos tiempos.

Algunos de los enemigos de las bibliotecas los podemos encontrar en el personal bibliotecario desmotivado, en la falta de presupuesto e interés por potenciar el mundo de las bibliotecas, el menosprecio de la biblioteca escolar, el entorno familiar o los usuarios incívicos que acuden a las bibliotecas. Por no hablar del estereotipo de los profesionales que trabajan en las bibliotecas, catástrofes y accidentes, la piratería, la velocidad tecnológica y de surgimiento de nuevos títulos o, mismamente, la falta de tiempo por parte de las personas para acudir a las bibliotecas.

Quizás estos enemigos no sean una mayoría significativa, ni estén en la totalidad de las bibliotecas (salvo algunos que sí), pero ya sabéis que un enemigo puede llegar a generar una gran repercusión e importancia sobre las bibliotecas y sus comunidades.

¿Quiénes son los enemigos de las bibliotecas?

Personal bibliotecario desmotivado

La desmotivación entre el personal de las bibliotecas existe, como en cualquier otro lugar. El trabajo rutinario y repetitivo, la falta de tiempo para innovar, la rigidez del sistema, la falta de vocación de servicio, la falta de ilusión, formación o reconocimiento… son algunas de las diversas causas que pueden desencadenar en dar un mal servicio y una mala imagen a los usuarios que acuden a la biblioteca.

Falta de presupuesto y recortes

La falta de presupuesto sumada a los recortes (un “si había poco, ahora vas a tener menos”) es uno de los principales males para las bibliotecas. Muchas veces los políticos y las altas esferas que toman decisiones no se dan cuenta de la importancia que tienen las bibliotecas para la sociedad. Eso o que prefieren tener sociedades menos cultas y formadas.

Menosprecio a la biblioteca escolar

La biblioteca escolar suele ser la primera experiencia bibliotecaria para muchos jóvenes. Es por ello por lo que es realmente importante que estos se lleven la mejor imagen posible. Desgraciadamente hay centros educativos que no le dan la importancia que se merecen estos servicios dentro del entorno educativo. No han visto la importancia que tienen las bibliotecas escolares en el desarrollo educativo de sus estudiantes. De hecho aún existen centros con los libros en estanterías bajo llave y que no permiten acercar su colección a los estudiantes (y viceversa), por no hablar de las colecciones obsoletas y que no se adaptan a las necesidades de los estudiantes o de los profesores que castigan a sus alumnos mandándoles a la biblioteca.

Entorno familiar sin cultura bibliotecaria

Hacer conocer lo que es la biblioteca no solamente recae sobre el centro educativo, también recae sobre el entorno familiar. Es difícil, no digo imposible, que los más peques vayan a la biblioteca si desde el hogar no se tiene una predisposición para ir o si no se cuenta con ella como otro punto de acceso al entretenimiento, la formación y el conocimiento. Inculcar lo que es la biblioteca es un ejercicio importante y a realizar (también) desde el propio hogar.

Personas incívicas que acuden a la biblioteca

Quizás no sean una mayoría, pero sí que consiguen hacer que se les note. Son personas que acuden a la biblioteca a alborotar el buen ambiente existente y a molestar al resto de usuarios. También dentro de esta categoría estarían las personas que no respetan las normas de préstamo y uso de la biblioteca o mismamente los amigos de lo ajeno. Todos ellos hacen que se cree una mala imagen y que los que sí quieren aprovechar y disfrutar de la biblioteca se lleven para casa una experiencia negativa.

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Estereotipo de las bibliotecas

Muchas veces se tiene una imagen de lo que son las bibliotecas que no corresponde con la realidad. No echaré la culpa al cine, la televisión o a la literatura por crear personajes o situaciones que representan a profesionales y bibliotecas de principios / mediados del siglo anterior. Sí, esa era (más o menos) la realidad de las bibliotecas. Lo que pasa es que la figura del profesional de las bibliotecas ha evolucionado (¡muchísimo!), al igual que las bibliotecas. Las personas se han quedado con esa imagen de bibliotecas oscuras y aburridas, y no se han detenido a pensar o acudir a la biblioteca más cercana.

Catástrofes: incendios, inundaciones, plagas…

Existen una serie de catástrofes naturales y de accidentes que se lo ponen muy difícil a las bibliotecas. Catástrofes como la presencia de plagas que hagan estragos en las colecciones, inundaciones que echen por tierra todo el trabajo, esfuerzo y recursos de la biblioteca, o incendios que arrasen todo lo que haya por su paso. Por no hablar, tristemente, de las guerras.

Piratería de libros, música, películas, series…

La piratería no es que solamente sea una enemiga para las bibliotecas, sino (y principalmente) es una enemiga para sus creadores y para la industria que hay tras ellos. Internet ha puesto a disposición de las personas un gran número de sitios web desde los cuales descargar contenido ilegalmente. Contenido como libros electrónicos, series, música o mismamente películas. Todo este tipo de contenido es prestado desde las bibliotecas de manera legal. Es una lucha del “aquí y ahora” de la piratería contra la “calidad y legalidad” de las bibliotecas. (Aunque también es verdad de que existen muchísimas plataformas de descarga de libros electrónicos de manera legal, sitios web para ver documentales o para escuchar música)

Rápida obsolescencia tecnológica y de las colecciones

La biblioteca es camaleónica. Se adapta a todo tipo de situaciones sociales y evolucionan junto a la sociedad. Se podría decir que las bibliotecas son líquidas por su adaptación a nuevos entornos. Pero (sí, siempre hay un pero), esta rapidez de evolución social y tecnológica sumada a la multitud de títulos efímeros de moda hace que las bibliotecas no se encuentren preparadas para dar a los usuarios lo que ellos demandan en ese preciso instante (como bien hacen las plataformas de lectura digital por suscripción o de visionado de series y películas como HBO o Netflix).

Falta de tiempo en el día a día de las personas

El trabajo, los estudios, la familia, los amigos… sumados a la gran cantidad de ofertas de ocio, información y conocimiento hace que las personas tengan poquísimo tiempo disponible. Y, desgraciadamente como era de esperar, ese poquísimo tiempo disponible no muchas veces va a parar en acudir a la biblioteca, contactar con la biblioteca para resolver dudas o utilizar los contenidos que disponen.

Imagen superior cortesía de Shutterstock