Cuando se presta un libro a un amigo existen altas probabilidades de que se pierdan ambos. No quiero decir que no tengas que prestar tus libros, faltaría más. Siéntete libre para gestionar tu colección personal como quieras. Pero ten en cuenta que lo que tu sientes por tus libros, ese amor libresco hacia tu colección, nadie más lo sentirá.

Poco a poco has ido haciendo tu colección de libros. Libros que te representan y de los cuales te sientes más o menos orgulloso de tenerlos (y protegerlos). Libros que te gusta mostrar a las personas que van a tu casa, pero por favor… que nadie te los pidas, son tu tesoro. Es cierto que existe una mezcla de ilusión por el interés que despiertan tus libros, pero también hay cierto nerviosismo por si te dicen que se los prestes (por no hablar de si tiene intención de tocarlos con las manos manchadas de grasa). Espero que esto no me pase a mí solo o que tenga una enfermedad no diagnosticada.

A través de las siguientes técnicas podrás proteger tus libros de peticiones no deseadas. Con ellas salvaguardarás tu preciada colección, y además dejarás clara cuál es tu postura ante eso de prestar libros. Ni que fuera yo una biblioteca. Palabras que piensas en alto nada más que salen tus amigos y familiares por puerta, con o sin el libro que quieren. Para no causarte más ansiedad, te dejo ya con las 10 formas de proteger tus libros ante el préstamo a amigos y familiares.

1. No dejes a la vista los libros a los que más aprecio tienes.

Hay libros por los cuales tienes un amor incontrolado. Libros que te gusta tener en un lugar importante de casa para disfrutar de su compañía, y que solamente tú puedes tocar y leer. Ahora bien, esos libros están en peligro cuando va gente a tu casa.

Para evitar situaciones embarazosas o de peligro, trata de no tenerlos a la vista de todo el mundo. Ponlos en la parte alta de la estantería y trata de esconderlos detrás de otros. Si ves que es muy complicado, llévatelos a otra habitación. Recuerda que están en juego tus libros más preciados. Seguro que con gusto harás la recolocación de los mismos.

2. Haz saber que tus libros son tu mayor tesoro.

No hay mayor satisfacción para un enamorado de la lectura y de los libros como objeto que mostrar con orgullo su colección personal. Es por ello por lo que ocupan una parte importante en las casas. Tan importantes son los libros para esas personas que no dudan en replantearse la vida familiar (como tener más hijos) mientras sus libros tengan el espacio que necesitan.

Es importante dejar claro a amigos y a familiares este amor que se tiene por los libros. Amor que puede llegar a ser una locura. Esto pondrá en sobre alerta a las personas que vayan a tu casa y se pensarán más de dos veces si pedirte un libro o no. Casi siempre suele ser lo segundo para evitar cualquier tipo de deterioro y confrontación.

3. Marca todos tus libros con un exlibris personal que los identifique.

Puede que la segunda mayor gozada de recibir un libro sea marcarlo como de tu propiedad. Ese momento en el que sacas tu sello personal y personalizado, lo empapas en tinta y marcas la primera o la última hoja de libro (o el reverso de las tapas). ¡Qué gozada! Por supuesto que estoy hablando del exlibris.

Etiqueta o sello grabado que se estampa en el reverso de la tapa de los libros, en la cual consta el nombre del dueño o el de la biblioteca a que pertenece el libro.

Exlibris personalizado

Dicha marca servirá para recordar a tus amigos y familiares que ese libro es tuyo. También servirá para que no haya errores o confusiones en cuanto quién prestó el libro y la propiedad del mismo.

4. Ten libros que no te importe desprenderte de ellos.

En esto de proteger tus libros valen casi todas las estrategias. Dos destacan sobre el resto: (1) comprar libros de segunda mano y proponerlos para que se los lleven (así desvías la atención sobre tus libros favoritos), y (2) tener dos ejemplares de tus libros predilectos. Sí, esta última va a salirte más cara, así que céntrate en la primera.

En la primera estrategia también puedes tener unos cuantos libros tuyos localizados y que no te importa dar salida. Es aquí donde entra en juego tu alma y carisma como para “vender” a un amigo o familiar ese libro que quieres perder de vista durante un tiempo (este tiempo puede ser ilimitado).

5. Invita a amigos y familiares a ir a la biblioteca. Proponte como acompañante.

Las bibliotecas están cargadas de libros que son de todos, y en ese “todos” entran tus amigos y familiares. Cuando percibas cierto interés sobre un libro de tu colección personal (y que no quieres prestar), comenta que en la biblioteca también podrá encontrar ese libro… y muchos más de la misma temática y autor. Proponte a acompañarles sin ningún problema a la biblioteca.

Si les entra una necesidad imperial de querer empezar el libro cuanto antes, recurre a la plataforma de préstamo de libros electrónicos de la biblioteca o a plataformas de descarga libre y gratuita de libros electrónicos. Cruza los dedos para que esté en la colección digital y esté disponible. Seguro que sí. Instala a tu amigo o familiar la aplicación en el móvil o déjale el lector de libros electrónicos que tienes medio abandonado.

6. Lleva un control de los libros que prestas.

En ocasiones es prácticamente imposible decir que no a prestar un libro. Quizás esa persona te presta libros sin importarle cuanto tiempo estés con ellos o quizás es un familiar que ha hecho por ti infinidad de cosas. En esos casos no queda otra que preparar la despedida (espero que parcial) del libro.

Es muy importante llevar un control de los libros que prestas y de los que te devuelven con la finalidad de no volverte loco. Es muy interesante también hacer una foto de cómo se entrega el libro para dejar constancia de su estado y evitar malos rollos en cuanto a desperfectos. En cuanto te vea hacer eso seguro que lo cuida como si fuera su hijo. Por cierto, recalca a la persona que se lleva tu bien preciado (el libro) que lo vas a dejar anotado para que no se te olvide. Así aseguras que a dicha persona tampoco se le olvide.

7. Identifica tus libros prestados más allá del exlibris y el control de préstamo

Un libro fuera de casa es un libro perdido (hasta que vuelve). El aprecio y agradecimiento que muestran amigos y familiares ante tal préstamo se diluye nada más salir de tu casa. Es por ello por lo que tu exlibris personal (oculto en el interior) y el control de préstamo que haces (y que te quedas tú) puede que no sea suficiente como para recordar a dicha persona que ese libro tiene un propietario, y no es ella.

Venden unas pegatinas ideales para acompañar a nuestros libros en su dura travesía fuera de casa. Se llaman “No pierdas tus libros”. 60 pegatinas para recuperar los libros que prestas y que se colocan en el lomo del libro. Los mensajes son claros: Devolver, No es mío, Prestado. No dejan huella de pegamento en los libros. Además, son fluorescentes para que destaquen en la estantería.

No pierdas tus libros

8. No pierdas la oportunidad de decir a amigos y familiares que tienen un libro tuyo.

Lo más probable es que veas varias veces a la persona que has prestado tu libro antes de que este vuelva a casa. Es por ello por lo que no debes dejar pasar la oportunidad de decir a la persona en cuestión que tiene un libro tuyo.

Hay varias formas de decirlo, quizás directamente no sea lo más adecuado. Es por ello por lo que puedes recurrir a tácticas como: “¿Has empezado ya a leer el libro?”, “¿Qué te parece el libro que te presté?”, “¿Has llegado ya al capítulo donde Daenerys surca los cielos con sus dragones?” … Este último ya con un poco de spoiler como para meter prisa.

9. Trata de recuperar tus libros prestados como sea.

Quizás las indirectas no sean tu fuerte… o quizás las personas (si se les puede calificar así) no se den por aludidas. Y es que pasado un tiempo prudencial* tienes que tratar de recuperar tus libros como sea. [* 2 o 3 meses, como mucho].

Es aquí donde entra en juego tu poder de convicción (o excusas) para tratar de recuperar tus bienes preciados. Por ejemplo, di que te ha pedido el libro tu madre o que le tienes que hacer un tratamiento porque has encontrado no sé qué en hongo en el resto de tus libros. Ese sería el plan A. El plan B es pasar a la acción. Una vez que vayas a casa de tu amigo o familiar ten por misión no salir por la puerta si no es con tu libro. Sea como sea.

10. No prestes tus libros a nadie.

Es algo extremista, pero tu experiencia previa de prestar libros a amigos y familiares puede que te lleve a tomar esta decisión. Como dice el refrán “más vale ponerse una vez colorado que ciento amarillo”. Un NO a tiempo puede ser lo mejor para ti y para tus libros.

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