Es entrar en una biblioteca y ver estanterías y más estanterías cargadas de libros. Libros para todos los gustos, de casi todas las materias y con una diversidad de formatos increíble. Hay libros altos y bajos, grandes y pequeños, finos y gordos. Rectangulares, cuadrados o con curvas. Nuevos y viejos. Rojos, verdes, azules, blancos, amarillos… De literatura, históricos, de intriga, autoayuda, ciencias, política… Además, todos combinan varias de las características anteriores para hacerlos únicos. Así que, ¿cómo encontrar un libro solamente por el color de su forro o cubierta?
El otro día me lancé a hacer un recopilatorio (no exhaustivo) de las preguntas online a las que se enfrenta el personal bibliotecario en su día a día. Hoy quiero compartir con vosotros una de las clásicas cuestiones que los ávidos, y descuidados, lectores formulan a sus bibliotecarios. Y que podría ser: “Querría llevarme el libro rojo que el otro día tenías sobre la mesa”. Ya podéis imaginar la cara de estupefacción del bibliotecario.
Es verdad que la capacidad del personal de biblioteca para localizar libros se puede calificar como sobrenatural, pero hay veces que la realidad supera la ficción. Me imagino la mente del bibliotecario ante dicha pregunta descartando libros que no cumplan tal condición. A priori, misión imposible… a la que el personal bibliotecario trata de poner un poco más de luz preguntando al futuro lector si recuerda el título del libro o el autor (por si acaso). A lo cual solamente obtiene como información complementaria que era un libro de misterio más o menos grande.
¿Y por qué os cuento todo esto?… Estos días de atrás se ha hecho viral el tuit que un usuario subió a la plataforma de microblogging. Dicho tuit contenía una imagen de un pequeño mueble móvil de una biblioteca cargado de libros de color rojo y un cartel en el que se podía leer “I Don’t Remember the title, but the cover was Red” [No recuerdo el título, pero la portada era roja]. Además, acompañaba la imagen con el siguiente texto: “When libraries troll their patrons” [Cuando las bibliotecas trolean a sus usuarios].
When libraries troll their patrons. pic.twitter.com/Hn8a96f8je
— Blue Reflective Surface (@Metafrantic) 4 de febrero de 2018
Dicho tuit obtuvo más de 40.000 retuits, más de 110.000 me gustan y más de 800 respuestas. Además, fue compartido por diversos medios de calada importancia en Internet, como por ejemplo Mashable o BuzzFeed. Entre las respuestas al tuit se pueden encontrar más casos en los que otras bibliotecas hicieron dicha acción:
Lolz my library did this too. I took a photo because we used to get this question all the time when I worked at a bookstore. pic.twitter.com/QDeZ8hvG0W
— Karah Sutton ? (@Karahdactyl) 5 de febrero de 2018
Same thing but blue: pic.twitter.com/rbroYJmNJM
— Loulou (@loulourevisited) 5 de febrero de 2018
We decided to follow suit with a display of our own at work today #library #librarians pic.twitter.com/723BOJ0OJX
— Tash (@tashynarshypear) 7 de febrero de 2018
O casos en los que “la mente bibliotecaria” funcionó a la perfección. Por ejemplo, a una bibliotecaria se le pidió un libro sobre obispos con tapa amarilla. Lo encontró… ¡y la tapa era púrpura! [Una tuitera dice que el 60% de las veces que se pide un libro de determinado color acaba siendo de otro color] O cuando preguntan sobre un libro de misterio con tapa plateada y se da la respuesta al segundo.
My proudest moment was working in an episcopal library of 200,000 books, someone asked for 'that book about bishops with a yellow cover' and I got it straight away *even though it was purple*
— Anna James (@superteadrinker) 5 de febrero de 2018
My favorite interaction was when someone came up to the reference desk, and was looking for a mystery and it had a silver cover. I said 'James Patterson? 10th Anniversary?' They looked at me like I was either crazy or awesome for getting it right. Oh, and go @FramPub !!
— Nevins Library (@NevinsLibrary1) 6 de febrero de 2018
Y esto no afecta únicamente a las bibliotecas. Las librerías también sufren este tipo de preguntas… y, casualmente (mejor digamos que va en el oficio), con respuestas que rozan la magia.
Customer: "It's this big," *indicates with hand gestures* "and it's red."
Me (Bookseller): "It's 'The Dangerous Book for Boys'."
Customer (unaware that I'd sold 15 copies that morning as it was the book du jour): "YOU'RE A WIZARD!"
Me: "A BOOK WIZARD!" ?— Leilah Skelton (@Leilah_Makes) 5 de febrero de 2018
Tras preguntar a varios colegas del gremio me doy cuenta que es una de las cuestiones más habituales en las bibliotecas. Quizás sea el momento de ir pensando en añadir nuevas funcionalidades al catálogo online y hacer carruseles de portadas por colores. Sin duda que es algo a anotar y a tener en cuenta para que esas personas que quieren un libro y la única información que tienen es el color del libro, se puedan ir satisfechos para casa con su lectura.
Por cierto, esto no es algo nuevo dentro de bibliotecas y librerías. Ya en 2014 se podía leer en Verne (El País) el siguiente artículo: «La portada es azul»: el meme que resume el infierno de los libreros.
Imagen superior cortesía de Shutterstock [by Stefan Holm]
Precisamente estos días tenemos en las bibliotecas de Getxo los expositores llenos de libros de colores. En cada sucursal, un color diferente. Nos divertimos y divertimos…animando a leer.
Genial iniciativa, Anabel. Una idea estupenda, sin duda… y además haciéndolo a la vez en varias bibliotecas. Os felicito por ello… :)
[…] biblioteca para casa recuerdan vagamente su título. No obstante, sí que recuerdan su color. Pero encontrar un libro únicamente por su color es prácticamente imposible en una biblioteca, la cual puede tener una media de 30.000 libros. […]
[…] nota curiosa la encontramos en algo que todavía sigue vigente: las personas que llegan a la biblioteca preguntando por el color de un libro y que no sabe ni el título ni el autor. Por suerte, y gracias a una estupenda labor de […]
Es normal que los usuarios no recuerden el título de un libro y pregunten por una situación emocional asociada. Cuando quieren el «libro rojo que estaba encima de tu mesa el otro día» esperan que el bibliotecario asocie un libro a una emoción de la misma intensidad que el lector. Está claro que el lector debería memorizar el título o el autor si quiere volver a conseguirlo, pero el bibliotecario también se supone que tiene que tratar los libros como si fueran algo más que simples objetos. Se produce aquí un conflicto entre la emoción del lector y la «racionalidad fría» del bibliotecario. El bibliotecario tiene que entender la relación especial que tiene el lector con ese libro, y su frialdad puede provocar un conflicto, pues al responder de manera «robotizada» sobre los libros, da a entender que no hay que tener una relación emocional. En resumen, el lector tiene que potenciar su memoria, y el bibliotecario tiene que dejar de ser alguien maquinal y tratar de recordar aquel momento especial para el lector. Ambos «necesitan mejorar» sus habilidades. Saludos.
Gracias por tu comentario, Daniel. Es complicado recordar todos los libros, sus formas, detalles… Aun así, estoy convencido que el personal bibliotecario trata que esa persona no se vaya con las manos vacías o con la desilusión de no haber encontrado el libro que buscaba. Saludos :)