Las bibliotecas son esenciales, son importantes, son necesarias… pero, ¿todo el mundo las ve desde esta perspectiva? La verdad es que no me atrevería a contestar a esta pregunta. Es complicada. Puede que haya usuarios de biblioteca que vean a la biblioteca como un espacio que si faltase tampoco pasaría nada… y puede que haya no usuarios de biblioteca que, por lo que sea, no van a ella pero que tampoco quieren que desaparezca ni que se cierre la biblioteca más cercana a su casa. La verdad es que el mundo de los usuarios y no usuarios de bibliotecas es todo un mundo.

 

Lo que están claras son las cifras. El 47% de la población española es socia de bibliotecas. Aunque tampoco esta cifra quiere decir que las usen… y también hay que tener en cuenta que para ir a una biblioteca no te hace falta ser socio. Otra cifra que se sabe es la del uso del préstamo de documentos: 1,6 documentos en préstamo por habitante. Tampoco quiere decir esta cifra si de verdad se leen los libros, por ejemplo. Son solamente cifras cuantitativas… y luego cada biblioteca es un mundo.

Un mundo en el cual el bibliotecario/a es el que mejor conoce a sus usuarios. El que mejor conoce lo que gusta y lo que no gusta en su biblioteca. El que mejor conoce lo que va a hacer que vayan más usuarios, que vayan menos, que vayan nuevos, que vayan los de siempre o que no vuelvan nunca más estos. Y es que ya lo comentaba la semana: “hay que hacer que esos usuarios que ya están dentro no se vayan por la puerta de atrás y tratar de conseguir que vayan a la biblioteca personas que nunca antes habían estado o la habían “abandonado” hace tiempo”.

Lo que me gustaría analizar a continuación son una serie de problemas detectados a usuarios (seguro que hay más) y que tienen una posible solución (tampoco digo que sea fácil esta solución). Quizás algunas de las soluciones más que para los bibliotecarios/as sea para que los bibliotecarios/as se lo digan a sus administraciones (y luego que estos les hagan caso, por supuesto).

Problemas que se dan en las bibliotecas y posibles soluciones

Colección obsoleta. No son pocos los usuarios de las bibliotecas que se quejan de la falta de novedades bibliográficas (y que son consecuencia de recortes presupuestarios). Lo ideal sería presionar a la administración para hacer que se compren más libros, películas… pero como es algo muy muy difícil lo que se puede hacer ante esta falta de novedades es desenterrar del olvido los buenos libros que se tienen entre la colección. El personal bibliotecario debe sugerir / recomendar títulos que les puedan interesar a sus usuarios… o bien directamente a ellos o montando exposiciones o destacando los libros en las estanterías con indicadores fluorescentes.

Equipos informáticos obsoletos. Sí, es verdad… muchas bibliotecas siguen funcionando con ordenadores que ni se sabe como siguen funcionando. La solución (además de la de pedir nuevos equipos) puede estar en animar a que los usuarios se lleven sus propios dispositivos a la biblioteca (portátiles, tablets, smartphones…) y desde ellas enseñar a cómo sacarles el máximo partido.

La pereza de ir del usuario hasta la biblioteca. Puede que la distancia (aunque sea mínima) sea una de las causas por las que no vayan más usuarios, vamos… la pereza del usuario de tener que ir. Hay fomentar el trato online con estos usuarios (también intentarlo con los que no es la pereza lo que hace que no vayan hasta la biblioteca). Un trato online a través del correo electrónico, las redes sociales, fomentar la interacción online…

La falta de necesidad de biblioteca. Muchas personas están convencidas de la falta de necesidad de las bibliotecas, por lo menos, en sus vidas. Para este tipo de personas una posible solución es la de crear nuevas actividades y servicios (crearles necesidad). Preguntarles directamente qué les gustaría encontrar en la biblioteca (y que no se salga mucho de la línea marcada por la biblioteca) y tratar de adaptarlas para atraer a esos usuarios y convencer a los que ya están dentro.

Otras vías para conseguir materiales. Todos conocemos esas “otras vías” para conseguir materiales (y no hablo solamente de las obras en dominio público, en creative commons…). Hay que hacer ver que las bibliotecas están también dentro de esas “otras vías” que no son la venta de materiales, sino que fomentan el libre acceso. No hablo de luchar contra la piratería, sino hacer que cuando alguien quiera algo la biblioteca sea su primer resultado en el buscador.

El silencio absoluto de los que van a estudiar. Una parte importante de usuarios de las bibliotecas son los que las usan como lugar de estudio (yo también las utilicé y requería silencio absoluto). Una posible solución, por lo menos para épocas de exámenes, es tratar de habilitar salas de estudio en las que los estudiantes pueden estar concentrados. Muchas bibliotecas, por cuestiones de espacio, no pueden disponer de estas nuevas salas y es por ello por lo que tienen que hablar con sus ayuntamientos / administraciones para que les cedan algún local (acondicionado) para darles un lugar de estudio a esos estudiantes.

Mala experiencia previa con el bibliotecario. Se tarda años en construir una buena reputación y un solo segundo para destruirla. Pues esto puede pasar en las bibliotecas. Puede que una mala contestación, un mal servicio o una falta de servicio hagan que un usuario no quiera ni volver a pasar por la biblioteca. Hay que tratar de subsanar esto tratando (y por qué no) de hablar con el usuario en cuestión si hay posibilidad y previniendo las malas experiencias (aunque se tengan momentos de máximo estrés).

La falta de adaptación de los horarios. Muchas veces los horarios son incompatibles con las personas que trabajan o que estudian. No hay sentido que una biblioteca permanezca abierta cuando la mayoría de sus usuarios no pueden acudir. Veo claro que la solución es la adaptación, y no digo que el bibliotecario/a se tenga que hacer turnos de 16 horas en las bibliotecas, sino que haya más personal para poder adaptarse a los horarios. Un buen horario en una biblioteca con buena afluencia de público lo vería de 10 de la mañana (e incluso 9) a 10 de la noche. Lo dicho, todo depende de las bibliotecas y sus usuarios. E incluso puede que se adapte el horario y se vea que en las últimas horas no vaya nadie y suprimirlas.

Largas listas de espera para conseguir un libro. Si un libro que tiene la biblioteca se pone de moda bastan pocos días para ver como crece la lista de espera para leerlo. Una posible solución para este problema (además de la de comprar más libros. Avisar a la administración para ello) es la de premiar de algún modo a los usuarios que devuelven los libros antes de tiempo.

Falta de información sobre lo que hace la biblioteca. Muchas veces la biblioteca, por falta de tiempo, no sale del círculo biblioteca: sus redes sociales, sus medios de difusión, su tablón de anuncios… La biblioteca informa de todo, pero para los que conocen ya la biblioteca. Hay que tratar de hacer que esa información llegue lo más lejos posible y hablar con todo el mundo sobre todo lo que hace la biblioteca: con la administración para que le dé difusión por sus medios, con los medios locales para llegar a todos los ciudadanos, en eventos locales para que se vea la importancia de la biblioteca…

Y hasta aquí los problemas con sus posibles soluciones. Como he dicho antes, estoy seguro que hay más problemas y que tú sabes las posibles soluciones… No dudes en contarlos en los comentarios de este post. #1000gracias :)

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