El préstamo digital ya ha llegado, y se ha asentado, en un gran número de bibliotecas. Con mayor o menor éxito se va haciendo un hueco entre los servicios destacados en las bibliotecas gracias al empuje de sus profesionales en el uso de este servicio, por ahora, minoritario. Quizás el préstamo de libros electrónicos ha llegado tarde en cuanto al tiempo y ha entrado como un elefante en una cacharrería, pero si una organización a mostrado empuje revitalizador y de adaptación sin duda que las bibliotecas estarían en primera posición. Eso sí, no sin unos grandes esfuerzos económicos, formativos, digitales e incluso de cambio de mentalidad.
Algo que deberían tener en mente todos los bibliotecarios/as, y colgado en un lugar visible de casa y del trabajo, es la infografía “12 claves para ofrecer préstamo digital en las bibliotecas” elaborada por Dosdoce. Infografía que da un repaso por todas las etapas que debe pasar una biblioteca y conocimientos que deben poseer en relación al préstamo de contenidos digitales. Desde la elección de la plataforma, la selección de las adquisiciones, formatos, tipo de licencias…
Confieso que más de una vez he pecado de falta de conocimiento, sobre todo con el tipo de licencias existentes, pero no hay nada mejor que caer en confusión una vez para informarse y ponerse al día en estos temas de actualidad bibliotecaria.
12 claves para ofrecer préstamo digital en las bibliotecas
1. Tecnología
El primer punto que habría que tener en cuenta es la plataforma desde la cual se quiere ofrecer el servicio de préstamo de contenidos digitales en la biblioteca. Entre las opciones señaladas están la de tener una plataforma propia, la de llegar a un acuerdo de licencia con alguna plataforma comercial y la de hacerse con una plataforma de marca blanca para montar la base tecnológica del servicio.
En este punto yo añadiría la opción de añadir los registros digitales al catálogo general de la biblioteca con la finalidad de evitar a los usuarios el tener que buscar en dos plataformas distintas sus próximas lecturas o necesidades. De esta manera cuando un usuario busque en el catálogo de su biblioteca puede ver tanto los contenidos físicos como los digitales y ya que él elija en función de sus necesidades o preferencias.
2. Procedencia del contenido
En cuanto a la procedencia del contenido se señala el contenido proporcionado por las editoriales, contenido procedente de autores que se autoeditan, contenido generado por los propios bibliotecarios y contenidos generados por los usuarios.
Veo una oportunidad en cuanto a los contenidos generados por los bibliotecarios y por los propios usuarios de las bibliotecas. Los primeros por conocimiento de su comunidad de usuarios y los segundos por la opción de hacer partícipes a los usuarios de la construcción de la biblioteca.
Y a este punto añadiría las obras de dominio público y de libre descarga existentes con la finalidad de alimentar aún más el catálogo y crear una gran colección con contenidos no comerciales.
3. Selección de la adquisición
La selección de los contenidos es una de las partes fundamentales para que el servicio digital de una biblioteca tenga éxito. La infografía señala que dicha selección puede ser llevada a cabo por los propios bibliotecarios, por los usuarios a través de las desideratas o por contenidos sugeridos por las propias plataformas comerciales.
Sin duda que optaría por la selección de contenidos realizada por los propios bibliotecarios/as (y, por supuesto, teniendo en cuenta a la comunidad de usuarios). Un bibliotecario/a sabe (o debería saber) qué es lo que necesita en su colección y evita crear colecciones sin sentido alguno.
4. Entrega de los archivos
En cuanto a la entrega de los archivos se señala que dicha entrega podrá ser facilitada por el distribuidor digital, por la plataforma comercial y/o por la plataforma de la editorial.
En la entrega facilitada por el distribuidor digital añadiría, y como he comentado anteriormente, las páginas con contenidos en libre descarga.
5. Tipo de catálogo
A la hora de construir la colección, el catálogo, habría que tener en cuenta cómo hacerla. Se puede hacer a través de las plataformas editoriales y su negocio de venta de paquetes o se puede construir a través de la compra de títulos individuales.
Yo optaría por la segunda opción por el hecho de construir una biblioteca en función de la comunidad de usuarios. En la venta por paquetes suelen, o pueden, ir contenidos con poco interés para la biblioteca. Aunque también es cierto que puede sorprender que algún contenido del cual no se esperaba un gran resultado acabe siendo todo un éxito.
6. Disposición del contenido
En cuanto a la disposición del contenido la infografía señala que se puede tener el libro completo o el libro fragmentado.
Bien es cierto que en algunos libros, no hablo de literatura, lo que más puede interesar es uno o dos capítulos del total de la obra. De ahí que se una buena opción la posibilidad de hacerse únicamente con ese contenido, una buena opción sobre todo económica.
7. Formatos del contenido
No hay que olvidar que cuando se habla de préstamo de contenidos digitales no solamente entran en juego los libros electrónicos… sino que también entran en acción otra tipología de contenidos. La infografía señala tipología de contenidos referente a libros electrónicos, aplicaciones, música, cine y videojuegos.
Si una biblioteca quiere llegar a más usuarios no debe despreciar la idea de crear un centro multimedia en todas las casas a través de los televisores. Prestar películas, series, documentales, música en streaming, videojuegos… Sin duda que hay un gran nicho ahí y cuya finalidad es acercar las bibliotecas a las personas y allí donde estén.
8. Sistemas de protección
En los sistemas de protección de los contenidos digitales que se señalan está el famoso y conocido DRM, aunque también están los contenidos que no tienen sistema de protección por DRM, el streaming online y el streaming offline.
9. Tipo de licencia
En cuanto los tipos de licencia de los contenidos digitales es cuando puede venir el mayor lío. La elección del tipo de licencia es crucial para no gastar más de lo necesario en dichos contenidos digitales.
Hay licencias según tipo de uso, canal por el que se realiza el préstamo, concurrencia de usuarios, límite por circulación, propiedad / perpetuidad, límite temporal, licencia por uso, acceso o suscripción, sin caducidad, pagar por lo que se lee, restricciones del contenido, disponibilidad en dispositivos…
Sin duda que un auténtico maremágnum de posibilidades, y del cual hablaré más adelante. La mejor opción podría ser la del límite temporal, ya que la perpetuidad de los contenidos digitales en las bibliotecas puede acabar siendo cara.
10. Tipo de transacción
Y hay muchísimos tipos de pagos de los contenidos digitales… aunque estoy seguro que la mayoría de contenidos digitales de las bibliotecas tienen un sistema de pago por préstamo y pago económico directo a las editoriales / distribuidores.
Además están el pago gratuito de los contenidos digitales en abierto, el pago fraccionado (micropagos), el pago social, el pago publicitario, el pago por puesta a disposición, la donación privada, el pago a consideración del lector, el pago privado, el pago por nivel de uso y el crowdfunding.
Sin duda que para empezar con el servicio de préstamo de contenidos digitales mezclaría el pago por préstamo y el acceso abierto a contenidos digitales gratuitos. Aunque habría que ver el coste en comparación con el pago directo y según el tipo de licencia que se quiera de dicho contenido. Tiene que salir el don negociador del bibliotecario/a.
11. Política prestataria
En cuanto a la política de préstamos en la biblioteca habría que tener en cuenta los días de préstamo de dichos contenidos digitales, los derechos de renovación sobre dichos contenidos, el número de préstamos por usuario, el sistema de reservas, las características del tipo de licencia y el préstamo interbibliotecario.
Por cada tipo de contenido habría que montar un tipo de política prestataria. Habría que tener en cuenta que no es lo mismo prestar un libro electrónico que una película, al igual que habría que tener en cuenta el número de préstamos que puede tener cada usuario de la biblioteca.
12. Fomento de la lectura en pantalla
La infografía señala que hay que fomentar la lectura en la pantalla a través de la formación profesional a bibliotecarios/as, la formación de usuarios, la comunicación del servicio a los socios de la biblioteca y la dinamización de dichos contenidos a través de clubes de lectura, redes sociales, comentarios…
No habría que olvidar dos cosas: la mejor herramienta es la que no necesita formación y habría que tener en cuenta que los contenidos digitales en las bibliotecas tienen que ir más allá de los libros electrónicos.
Para terminar y a tener en cuenta
- Hay que ofrecer sencillez al usuario de la biblioteca en cuanto al uso de herramientas: catálogo único, sencillo y que reúna toda la colección (tanto física como digital) de la biblioteca.
- No habría que olvidar, ni despreciar, los contenidos digitales libres de derechos y de acceso abierto. Sin duda que ayudarán a crear grandes y mejores colecciones. No todo el conocimiento y contenidos de ocio tiene porqué tener un coste económico.
- Es necesario un cambio de chip en cuanto a la concepción de compra y perpetuidad. Los contenidos digitales se adquieren por licencias (“alquiler”) y las colecciones son cambiantes en el tiempo.
- El bibliotecario/a debe ser el encargado de seleccionar los títulos de los contenidos digitales y negociar con las editoriales y distribuidoras. Sin duda que en este aspecto se hace más que necesario el trabajo en equipo entre distintas bibliotecas con la finalidad de hacer mayor fuerza.
- El préstamo de contenidos digitales tiene que ir más allá del préstamo de libros electrónicos. Quizás tenga mayor tirón y entusiasmo por parte de los usuarios de las bibliotecas la posibilidad de coger en préstamo una película o un videojuego que un libro electrónico.
- La elección del tipo de licencia en los contenidos digitales puede llegar a ser complicada ya que unos contenidos requerirán una licencia y otros contenidos otra. Casi que habría que individualizar uno por uno cada uno de los títulos.
Imagen superior cortesía de Shutterstock
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