Hay una infinidad de cosas que me encantan de las bibliotecas, pero también existen otras con las que simplemente no puedo. Estas «pequeñas cosas», aunque puedan parecer menores, son las que en ocasiones me hacen tener experiencias negativas, las cuales trato de olvidar rápidamente. Que vaya por delante que estos inconvenientes no difuminan el valor y la función esencial de las bibliotecas en mi vida, pero sí destacan áreas en las que se podría mejorar.
Podría decir que una de las cosas que no me gusta es que no haya una biblioteca más cerca de mi casa, aunque realmente no me quejo por ello. No es culpa de la biblioteca, sino más bien una circunstancia de mi ubicación. De lo que sí me «quejo» son otros inconvenientes, como que me manden callar en la biblioteca cuando no estoy molestando, los horarios reducidos durante el verano que no se ajustan a mis necesidades, o la actitud desagradable vivida con algún bibliotecario (los más veteranos del lugar se acordarán del «bibliotecario asesino»). Todos ellos pueden convertir mi visita a la biblioteca en una experiencia menos agradable.
Cada persona tiene su propia experiencia y punto de vista respecto a las bibliotecas, pero las opiniones que compartiré a continuación reflejan mis pensamientos y sentimientos personales. Desde los inconvenientes menores hasta los problemas más notorios, estas son las cuestiones que han definido mi relación con las bibliotecas. A pesar de su valor indiscutible como centros de conocimiento y cultura, ciertos aspectos pueden convertir una visita a la biblioteca en una experiencia compleja y, a veces, frustrante.
Razones por las que mi pasión por las bibliotecas no es completamente perfecta
1. Que me manden callar porque hay gente estudiando
La tranquilidad de las bibliotecas es un rasgo distintivo que debería ayudar en el estudio y la lectura, pero a veces me hace sentir incómodo. Si hago el más mínimo ruido, incluso involuntariamente, puedo sentirme reprendido por otras personas o, incluso, por el personal de seguridad (sic, me ha pasado). Mantener un silencio absoluto puede ser molesto, especialmente si quiero conversar con alguien. Aunque entiendo que el silencio ayuda a otras personas a concentrarse, puede crear una atmósfera tensa y rígida que no me hace sentir cómodo del todo. La verdad es que las estrictas reglas del silencio impuestas por el imaginario colectivo a veces me hacen sentir temeroso de que me llamen la atención.
2. Que no tengan el libro que necesito o que esté reservado
En ocasiones, buscar un libro específico en la biblioteca puede ser frustrante. Cuando el libro que quiero no está disponible o ha sido reservado por alguien más, me siento desalentado. Aunque las bibliotecas intentan tener una colección diversa, la falta de disponibilidad de ciertos títulos puede afectar tanto a mis necesidades de lectura o acceso a la información. Llevado al extremo, sería como si estuviera en una carrera contra el tiempo y otras personas, lo que añade una presión innecesaria y puede hacer que la búsqueda del libro que necesito sea más estresante que agradable (sobre todo si es una novedad o es un libro muy demandado).
3. El estado en el que se encuentran algunos libros
Las bibliotecas dependen de que todos cuidemos los libros, pero a menudo encuentro libros maltratados con páginas dobladas, manchas, anotaciones innecesarias e incluso páginas arrancadas. Esta situación no solo muestra una falta de cuidado por parte de algunas personas, sino que también obstaculiza la experiencia de lectura. Un libro dañado puede hacer que la lectura sea desagradable, y es frustrante, especialmente si el libro es raro o el único ejemplar en la biblioteca. Abrir un libro esperando disfrutar de su contenido, y encontrarlo en mal estado, es desalentador y hace que piense comprarlo directamente (pero esto no siempre es posible).
4. Los horarios de verano en las bibliotecas
Los horarios de verano en las bibliotecas a menudo chocan con mis necesidades. Cuando tengo más tiempo libre por la tarde, encuentro que las bibliotecas están cerradas. Más de una vez he ido a la biblioteca y la he encontrado cerrada, aunque admito que es mi culpa por no informarme previamente. Entiendo que la biblioteca tenga que adaptarse al personal o a la baja asistencia… pero, para mí, esto es una barrera que obstaculiza poder acceder a las bibliotecas en mi tiempo libre.
5. No encontrar espacio en período de exámenes
Para quienes ya hemos pasado la etapa estudiantil, las bibliotecas en períodos de exámenes pueden llegar a ser infernales. Se llenan hasta el punto de que encontrar un espacio disponible se convierte en una tarea titánica. La falta de espacio crea una atmósfera de competencia y estrés, y si quiero encontrar un sitio, tengo que ir a primera hora, incluso antes de la apertura para hacer cola en la entrada. Aunque algunas bibliotecas intentan solucionar este problema, la falta de espacio durante los períodos de exámenes sigue siendo un obstáculo significativo para mí, y afecta mi experiencia en la biblioteca.
6. La espera en el mostrador de la biblioteca para ser atendido
Esperar en una larga cola en el mostrador de la biblioteca ha sido para mí una experiencia tediosa y frustrante. Ya sea que necesite pedir prestado o devolver un libro, hacer una consulta o recibir ayuda, encontrarme con una cola larga y lenta consume mi paciencia. Lo que realmente me irrita no es esperar mi turno, sino las personas que no tienen consideración por el tiempo de los demás. Es especialmente irritante cuando tengo prisa y veo que hay personas que empiezan a contar sus vidas al personal bibliotecario, retrasando el proceso y mostrando una falta de respeto por quienes esperamos.
7. El calor o el frío que hace en algunas bibliotecas
La comodidad térmica en una biblioteca ha sido para mí un asunto problemático en más de una ocasión. La verdad es que cada persona tiene su «termostato corporal» configurado de una manera diferente, y encontrar la temperatura ideal parece ser una tarea imposible. He experimentado tanto un calor sofocante durante el invierno como un frío penetrante en verano en diferentes bibliotecas. Estas condiciones han hecho mi estancia incómoda e incluso insoportable a veces, afectando no solo mi comodidad sino también mi capacidad para concentrarme. A pesar de los esfuerzos de las bibliotecas por mantener un ambiente agradable, la falta de consenso en la temperatura adecuada a menudo afecta negativamente mi experiencia como usuario.
8. Que no funcione bien internet wifi
Que no funcione bien Internet en la biblioteca es realmente frustrante, sobre todo cuando tampoco hay cobertura para usar el internet del móvil. Cuando necesito consultar un recurso electrónico y me encuentro con una conexión a Internet lenta, inestable o completamente inaccesible, se vuelve increíblemente frustrante, retrasando incluso mi trabajo. Entiendo que las razones de una mala conexión pueden ser muchas, desde el exceso de usuarios hasta equipos desactualizados, pero el resultado final es una experiencia negativa que me desanima a utilizar la conexión a la red de la biblioteca. Como apunte comentar que casi siempre suelo conectar mi ordenador portátil a la conexión de datos de mi teléfono móvil.
9. La gente que come a escondidas y los pequeños ruidos
Las bibliotecas prohíben comer en sus instalaciones para mantener un ambiente limpio y preservar los materiales. Sin embargo, he visto a algunas personas ignorar completamente esta regla y comer a escondidas, lo cual puede ser una distracción visual y olfativa. Además, los ruidos menores, aunque puedan parecer insignificantes, como el masticar chicle o el dar vueltas constantemente a un bolígrafo, pueden convertirse en grandes distracciones. Estos sonidos repetitivos y constantes pueden ser extremadamente molestos en un entorno de lectura y concentración. Estos comportamientos pueden crear una atmósfera tensa y antipática, donde me siento más centrado en los ruidos y distracciones a mi alrededor que en mi propio trabajo.
10. Recibir una mala contestación del personal de las bibliotecas
La interacción con el personal bibliotecario ha sido una parte fundamental de mis experiencias positivas en la biblioteca. Estos profesionales siempre están dispuestos para ayudar, orientar y facilitar el acceso a los recursos y servicios. Sin embargo, he tenido situaciones en las que he recibido una mala contestación o una actitud desagradable por parte del personal, y eso realmente ha marcado una diferencia significativa en cómo me he sentido acerca de mi visita. Ha sido increíblemente desalentador buscar ayuda y encontrarme con indiferencia, desdén o incluso hostilidad. En esos momentos, me he sentido no bienvenido o incómodo en un lugar que tanto aprecio. Aunque comprendo que una mala experiencia puede ser el resultado de un malentendido o un día difícil para el empleado, no quita la sensación de insatisfacción y tristeza.
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En mi experiencia personal, agrego:
1. El que un libro aparezca en el catálogo, pero no en la ubicación correspondiente, aún cuando tenga la seguridad de que nadie más lo está usando. Es bastante frustrante ir hasta cierta biblioteca en un punto de la ciudad por un libro particular que, oh sorpresa, no saben dónde está.
2. La marcada tendencia ideológica que a veces se evidencia en algunas bibliotecas públicas. Cierto es que es un espacio en que fluyen ideas, pero a veces se manifiesta una imposición única de la ideología imperante por parte de los organizadores, que cuando he llegado a rebatir en los espacios disponibles para ello se me ha silenciado. Por eso prefiero ir a buscar mis temas y libros sin involucrarme más. ¿Para qué?
Genial contenido, gracias!
Rafa, muchas gracias por aportar tu experiencia personal en el post y muchas gracias por tus palabras. Saludos :)