Tatu, Patu y Veera son los nombres de los tres robots «bibliotecarios» de Oodi, la Biblioteca Central de Helsinki. Estos se encargan tanto de transportar los libros entre las plantas de la biblioteca como de interactuar con las personas para ayudarlas a encontrar los libros entre las estanterías. El objetivo principal de la inestimable ayuda de estos robots es liberar al personal tanto de la carga de peso como del tiempo que se «pierde» en acompañar a las personas a las estanterías.
La Helsinki Central Library Oodi es un lugar de encuentro vivo situado justo en el corazón de Helsinki. Es un espacio público abierto a todo el mundo y busca proporcionar conocimiento, nuevas habilidades e historias a sus usuarios. Es un lugar de fácil acceso para el aprendizaje, la inmersión en las historias, el trabajo y la relajación. Tal y como comentan: «es una biblioteca de una nueva era, un lugar de reunión vivo y funcional abierto para todos». 10 bibliotecas que te encantaría tener al lado de casa para disfrutar todos los días de ellas.
Tras un concurso realizado por Oodi, se seleccionaron los nombres de Tatu, Patu y Veera porque representan a la literatura infantil finlandesa y son nombres cortos, dulces y fáciles de recordar. Además, estos nombres serían muy prácticos para el personal en sus tareas diarias en la biblioteca. «Es muy cómodo decir a un compañero de trabajo que Tatu está vagando sin rumbo por la sección de revistas o que Patu acaba de coger el ascensor para bajar», imagina Auli Aho, bibliotecaria y miembro del comité de selección de los nombres.
Pero, ¿qué hacen exactamente estos robots «bibliotecarios» en la biblioteca Oodi?
La Helsinki Central Library Oodi cuenta con un sofisticado sistema de devolución de libros. Tras ser estos devueltos, una cinta transportadora los lleva hasta el depósito de devoluciones situado en el sótano. Allí, un sistema automatizado los clasifica en cajas en función de la ubicación física que les corresponde. Cuando una caja se llena, el sistema llama a un robot para que la recoja y la suba a la planta correspondiente para que el personal de biblioteca pueda colocar los libros en las estanterías. Y son Tatu y Patu los robots encargados de llevar los libros desde dicho depósito hasta la planta correspondiente. Por cierto, estos robots son capaces, no solo de cargar hasta 200 kilos de peso en libros, sino también de llamar al ascensor y de esquivar a las personas para no atropellarlas gracias a sus cámaras y sensores.
«Patu sabe cómo esquivar a un humano que se le pone delante: se detiene a pensar y encuentra una forma de sortear el obstáculo. También sabe dónde conseguir la caja de libros adecuada y dónde llevarla. Si hay un humano en el ascensor, aún puede llegar este a la planta que desee, pero después el ascensor da prioridad al robot»
Luego está Veera, un robot encargado más de la interacción social con las personas que de transportar peso. Tras un proceso de validación entre el personal y las personas usuarias de la biblioteca, este robot es capaz de guiar a cualquiera hasta la ubicación exacta de un libro o de una sección. A diferencia de los otros dos robots, este es capaz de expresar sus emociones. Para ello le incluyeron dos ojos saltones capaces de expresar mejor sus sentimientos y darle un poco de carácter.
«Hicimos una sencilla biblioteca de emociones para el robot. La idea es que un robot social pueda tener y deba mostrar algunas emociones. Esto puede introducir alguna variación en el comportamiento base codificado. Por ejemplo, Veera se comunicará de forma diferente si está excitado o frustrado», comenta Teemu Turunen, de Futurice, empresa encargada de su creación
Además, Veera es capaz de emitir sonidos, hacer ligeros movimientos y proyectar algunos patrones de luces para llamar la atención de las personas. Una vez captada la atención, a través de la pantalla que porta se puede buscar un libro o una sección de la biblioteca, y el robot guiará a las personas hasta la ubicación exacta.
Antes de finalizar, comentar que el personal de la biblioteca está muy satisfecho con el resultado del trabajo de estos robots. Combinado con la función principal de transportar libros y, posiblemente, hacer un inventario automático por la noche, unos cuantos robots MiR podrían realizar un trabajo muy valioso. Por cierto, destacar que los robots son totalmente autónomos y que no necesitan que ninguna persona trabajadora de la biblioteca los gestione.
Fuentes: Oodi (1, 2 y 3) | Futurice (1 y 2)
¡Qué interesante! muchas gracias por el artículo.
De nada, Aurelio. Me alegra que te haya gustado y un placer compartir esta información. :)