Las bibliotecas son puentes que facilitan la conexión de la ciudadanía con sus necesidades informativas, sociales y formativas. Entidades dinámicas que se adaptan a los tiempos y evolucionan junto a la sociedad. Las bibliotecas son las pobres de la Cultura en cuanto a presupuestos, pero las ricas en cuanto a reconocimiento de las personas que las utilizan.
Hace unos días la periodista Noemí López Trujillo (de Newtral) se puso en contacto conmigo para preparar un reportaje sobre bibliotecas públicas con motivo del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor. En él quería destacar el papel que cumplían las bibliotecas hace décadas y el que cumplen ahora, su función de democratizar el acceso a la cultura, su situación durante la pandemia… En la conversación mantenida me formuló una serie de preguntas, las cuales comparto a continuación con sus respuestas. Podéis leer el reportaje, en el que también participaron grandes profesionales como Roberto Soto, Tomás Bustamante, Maite Ortigosa, Adela Alòs-Moner y Esther Gómez, a través del siguiente enlace: En defensa de las bibliotecas públicas: «Se prestan libros, pero también se ayuda a tramitar el Ingreso Mínimo Vital o a hacer un currículum».
Para Julián Marquina, documentalista y autor del informe Bibliotecas ante el siglo XXI: nuevos medios y caminos (Asociación Profesional de Especialistas en Información, 2018), “las bibliotecas siempre son las grandes olvidadas: buenas para la foto, pero sin los recursos que se merecen”. “El abandono presupuestario de las bibliotecas ha pasado de ser una tendencia a ser una realidad. Es una lástima que no se tenga en cuenta el excelente retorno de la inversión para la ciudadanía que sería, aproximadamente, de unos 3 euros por cada 1 euro invertido en ellas”, apunta en conversación con Newtral.es.
Al comienzo de la pandemia, como la mayoría de servicios, las bibliotecas cerraron sus puertas. Sin embargo, apunta Marquina, “en pocos días pudieron organizar todos los equipos de trabajo para llevar toda su actividad a internet ante la imposibilidad de ofrecer sus servicios de manera presencial”: “Tampoco quisieron dejar de lado a aquellas personas que necesitaban y demandaban libros en papel para leer, y se los acercaban de múltiples modos hasta sus casas”, añade.
¿Qué función cumplen las bibliotecas? ¿Es la misma hace unas décadas atrás que ahora?
En la actualidad, las bibliotecas públicas cumplen una función informativa, social y formativa de vital importancia para la ciudadanía. Una función en la que prevalece la igualdad de oportunidades para todas las personas en cuanto a la generación de conocimiento y el entretenimiento cultural.
Las bibliotecas son puentes de conexión para garantizar y facilitar el acceso informativo neutro, libre y gratuito a través de distintos contenidos. Puentes de conexión para establecer un lugar diverso y de inclusión en el que encontrarse y reunirse. Y puentes de conexión para liderar distintas acciones formativas y alfabetizar informacional y mediáticamente a la ciudadanía.
Las bibliotecas se adaptan a los tiempos y evolucionan junto a la sociedad. Ha habido ligeros, pero importantes, cambios en la concepción e imagen de las bibliotecas en las últimas décadas. Han pasado de ser lugares solemnes en los que primaba el silencio, el estudio, los recursos analógicos y una comunicación unidireccional a ser espacios abiertos en los que prima el encuentro, la creación, los medios digitales y una comunicación bidireccional. Señalar que en dicha evolución la biblioteca no se ha desprendido de su esencia en el fomento del libro y de la lectura, en el apoyo educacional para el desarrollo personal y profesional, y en la estimulación de la imaginación y creatividad.
Siempre se pone el acento en la supervivencia de librerías y editoriales. ¿Qué pasa con las bibliotecas? ¿Se ha convertido en un pobre servicio (en cuanto a recursos y presupuestos por parte de las administraciones) porque se ha entendido que era para pobres?
Buena pregunta, ¿qué pasa con las bibliotecas? Las bibliotecas siempre son las grandes olvidadas. Buenas para la foto, pero sin los recursos que se merecen, incluso prometen. El abandono presupuestario de las bibliotecas ha pasado de ser una tendencia a ser una realidad. Es una lástima que no se tenga en cuenta el excelente retorno de la inversión para la ciudadanía. El cual sería, aproximadamente, de unos 3 euros por cada 1 euro invertido en ellas. Sin duda que son datos como para apostar por ellas sin pensárselo dos veces. Pero tienen un problema, no generan un retorno económico tangible ni directo en las arcas.
Las bibliotecas son pobres en cuanto a presupuestos, pero ricas en cuanto a reconocimiento. Sus servicios son utilizados por una gran variedad de personas sin importar su nivel económico. Son de todas ellas y para todas ellas. Las bibliotecas son diversas y, dentro de esa diversidad, es utilizada tanto por personas sin recursos como por personas pudientes.
¿Habría que incidir más en revivir la cultura y su supervivencia económica a través de las públicas y fondos culturales públicos?
Las bibliotecas públicas forman parte del entramado cultural del país. Sin lugar a dudas deben ser tenidas en cuenta para que prospere la ciudadanía y con ella llegue a activarse la economía. No es algo que surja de la noche a la mañana, sino más bien es una apuesta a largo plazo. En este punto me gustaría destacar una gran frase del periodista estadounidense Walter Cronkite: «Cualquiera que sea el coste de nuestras bibliotecas, el precio es barato comparado con el de una nación ignorante».
En este sentido, ¿qué se puede hacer para garantizar la supervivencia de estas?
Las bibliotecas son unas supervivientes natas. Su supervivencia, e incluso utilidad, siempre está cuestionada. Quizás por personas que no sepan el valor real de las bibliotecas o quizás por personas que ven a las bibliotecas como un gasto en lugar de como una inversión.
Su supervivencia, o facilitación de su evolución, pasa como en cualquier organización por tener recursos económicos. Presupuestos realmente adaptados a las necesidades con los que dotar a las bibliotecas de recursos humanos, recursos materiales, servicios de utilidad e impacto, actividades de participación ciudadana, formación continua de los profesionales…
Parece mucho, ¿verdad? Pues las bibliotecas han sobrevivido e incluso sacado adelante una gran cantidad de servicios y actividades con presupuestos más cercanos a los cero euros que a lo que realmente costaban. Salvando honrosamente las distancias y con un alto coste en cuanto a horas de preparación y horas extras. Y sin llegar a contar todos aquellos servicios que se han quedado por el camino por la imposibilidad de poder hacerlos por no contar con los recursos necesarios y demandados.
¿Qué impacto ha tenido la crisis del coronavirus para las bibliotecas? ¿Y para los usuarios de las mismas?
La pandemia hizo que todas las bibliotecas cerraran sus puertas, pero no sus servicios, recursos y actividades. Desde hace tiempo las bibliotecas vienen trabajando en la automatización y digitalización de sus servicios y colecciones, por lo que no les ha pillado desprevenidas. En pocos días pudieron organizar todos los equipos de trabajo para llevar toda su actividad a Internet ante la imposibilidad de ofrecer sus servicios de manera presencial. Aun así, y como le ha pasado a infinidad de organizaciones, este trabajo intensivo ha supuesto una evolución sin precedentes en su trabajo y forma de llegar a las personas.
Comentar que durante el periodo de pandemia con el confinamiento más duro crecieron el número de personas usuarias de las bibliotecas online y, con ello, crecieron los préstamos de contenidos digitales. También aumentaron las actividades online dirigidas a todas las edades. Sin duda que muchas personas conocieron los servicios de las bibliotecas, potenciando así la imagen y servicio bibliotecario. Pero también floreció el instinto social de las bibliotecas a través de diferentes acciones y campañas, incluso ofrecieron recursos y apoyo al personal sanitario. Tampoco quisieron dejar de lado a aquellas personas que necesitaban y demandaban libros en papel para leer, y se los acercaban de múltiples modos hasta sus casas.
Para las personas usuarias de las bibliotecas supongo que fue un palo muy duro no poder utilizar los servicios y recursos como lo venían haciendo con anterioridad. Todos perdimos durante esta pandemia, sin quedarnos otra opción que la resignación y la búsqueda de otros cauces para sustituir nuestras necesidades.
Imagen superior cortesía de Shutterstock
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