La American Library Association ha denunciado públicamente las prácticas abusivas llevadas a cabo por parte de los principales distribuidores y editoriales del mundo, como son Amazon y Macmillan, sobre las bibliotecas estadounidenses. Dichas prácticas van desde los precios abusivos de contenidos digitales hasta la negación o retraso de las ventas de dichos contenidos a las bibliotecas.
Cada vez más, las políticas y prácticas actuales en los mercados digitales limitan la capacidad de las bibliotecas para ofrecer servicios básicos. Estas prácticas amenazan el derecho de los estadounidenses a qué leer y cómo eligen, y ponen en peligro otras libertades fundamentales de la Primera Enmienda.
Según comunican en el informe publicado, las bibliotecas se enfrentan a barreras importantes debido al abuso del poder de mercado por parte de las empresas dominantes. Manifiestan que el peor obstáculo para las bibliotecas es la prohibición del mercado. Es decir, que se les niega la venta de libros electrónicos a cualquier precio. Los títulos de libros electrónicos de Amazon Publishing (la quinta editorial más grande por venta de libros electrónicos) no están disponibles para préstamos de bibliotecas a ningún precio ni a ningún término.
Esta es una nueva forma particularmente perniciosa de la brecha digital; los libros de Amazon Publishing están disponibles solo para personas que pueden permitirse comprarlos, sin la alternativa de biblioteca previamente disponible para generaciones de estadounidenses.
Por otra parte, Macmillan Publishers anunció recientemente un embargo de ocho semanas de nuevas ventas de libros electrónicos a las bibliotecas. Esto quiere decir que una biblioteca puede comprar una sola copia de un libro electrónico y esperar a la novena semana para comprar copias adicionales.
Además, también denuncian los precios abusivos de los libros electrónicos cuando el comprador es una biblioteca. Hecho del que ya escribí por allá de julio del 2015 en el post «Los libros electrónicos cuestan 2 o 3 veces más si su comprador es una biblioteca». Sin duda que esto viene de lejos y, tristemente, no va a mejor.
Por ejemplo, The Codebreakers de David Kahn y publicado por Simon & Schuster tiene un precio de $ 59.99 como libro electrónico para una compra del consumidor, lo que significa acceso de por vida. Por el contrario, el precio para las bibliotecas por el mismo libro electrónico es de $ 239.99 y esto es por una copia (es decir, se puede prestar a una persona a la vez, simulando el modelo de préstamo de impresión) y dura solo dos años. Si una biblioteca quisiera acceder por cuatro años, pagaría $ 479.98. Si la biblioteca quisiera tener acceso durante 20 años, pagaría la asombrosa suma de $ 2,399.90 por una copia, prestando ese libro electrónico a una persona a la vez.
Las bibliotecas están contra las cuerdas, siendo una lucha en desigualdad de condiciones. Además, comentar que la falta de acceso a los contenidos por parte de las bibliotecas pone en riesgo, en primer lugar, el acceso equitativo a la información por parte de las personas (fomentando así la brecha digital) y, en segundo lugar, la preservación en el tiempo de dichos contenidos.
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