En la antigüedad, antes de la invención de la imprenta y mucho antes de la era digital en la que vivimos hoy, las bibliotecas eran los verdaderos epicentros del conocimiento y la sabiduría. Más que meros depósitos de rollos, códices manuscritos y libros, estas grandiosas instituciones eran las cunas de la educación, el aprendizaje y la cultura, esenciales para la preservación y diseminación del conocimiento humano. A lo largo de los siglos, las bibliotecas han desempeñado un papel crucial en la forma en que las civilizaciones han crecido y evolucionado, permitiendo a las generaciones futuras aprender de las pasadas y, a su vez, construir sobre sus logros. La importancia de estas antiguas bibliotecas no puede ser subestimada; eran, en esencia, los motores de la civilización. Pero, ¿quieres saber cuál fue la biblioteca más importante en la antigüedad?

La historia está llena de maravillas y misterios, y uno de los más intrigantes es la Biblioteca de Alejandría. Fundada en el siglo III a. C., en la próspera ciudad de Alejandría, Egipto, por Ptolomeo I Sóter, esta vasta biblioteca fue el corazón palpitante de la sabiduría de la antigüedad y la más grande de su tipo. La Biblioteca de Alejandría se convirtió en un faro de conocimiento, atrayendo a los grandes pensadores de la época y reuniendo una colección de textos inigualable. Con estimaciones que varían entre 400.000 y 700.000 rollos de papiro, la biblioteca fue un tesoro de información, cubriendo una amplia gama de temas, desde literatura, historia, filosofía, ciencia hasta religión y arte.

Fue un verdadero crisol de ideas de la antigüedad, un lugar donde los eruditos podían aprender, debatir y desarrollar nuevas teorías. Los nombres asociados a esta institución son algunos de los más venerados en la historia del pensamiento humano. Euclides, el padre de la geometría, Herón, el ingeniero e inventor, y la famosa Hipatia, una de las primeras mujeres reconocidas en matemáticas y filosofía, todos ellos caminaron por sus pasillos y se beneficiaron de su vasto acervo de conocimientos.

La Biblioteca de Alejandría: El faro de conocimiento de la antigüedad… y su misteriosa desaparición

La importancia de la Biblioteca de Alejandría, sin embargo, va más allá de su tamaño y de las personalidades que la frecuentaban. Fue un verdadero monumento al deseo humano de conocimiento, un lugar dedicado a la recopilación, conservación y distribución de la sabiduría de la época. En un mundo sin Internet o imprentas, las bibliotecas como la de Alejandría eran esenciales para la difusión de ideas y el avance de la humanidad.

La biblioteca era una parte del Museo de Alejandría (el Museion), un centro de estudio dedicado a las musas (nueve diosas de las artes) que combinaba características de una universidad moderna con un centro de investigación. Se proporcionaba alojamiento y manutención a los eruditos, permitiéndoles dedicar todo su tiempo al estudio y la investigación. Recomiendo que leáis el artículo de El Confidencial: «Adiós al último gran mito: no, el fuego no destruyó la Biblioteca de Alejandría» para saber más sobre la biblioteca y su desaparición.

Alejandría es la biblioteca arquetípica de la imaginación occidental y, sin embargo, lo que sabemos de ella es, siendo optimistas, fragmentario. Muy pocas fuentes primarias y un sinfín de secundarias que se copian las unas a las otras. Para empezar, no se trataba de una sola biblioteca sino de dos, el Museion o Biblioteca Interior y el Serapeum o Biblioteca Exterior, y ambos eran edificios impresionantes entre cuyas paredes se almacenaban montañas de rollos de papiro, pero donde también se invitaba al estudio a los sabios llegados de todos los rincones de la Antigüedad, amén de cualquier otro visitante.

Desafortunadamente, la historia de la Biblioteca de Alejandría es también una pérdida. A lo largo de los años, la biblioteca sufrió varios incendios que dañaron o destruyeron partes de su colección. Y aunque el relato de su destrucción final es objeto de debate, el consenso general es que la última de las grandes colecciones fue destruida en algún momento alrededor del siglo VII. Lo que está claro es que la pérdida de tanto conocimiento y sabiduría es un desastre cultural de proporciones épicas.

«Al parecer», termina Richard Ovenden, «la causa última de la destrucción de la Biblioteca fue la falta de supervisión, liderazgo e inversión que imperó durante siglos. Más que un símbolo de la naturaleza catastrófica de la ignorancia y la barbarie imponiéndose a la verdad civilizada, Alejandría es un relato admonitorio del peligro que conlleva el creciente deterioro debido a la escasez de fondos, la falta de consideración prioritaria y la indiferencia general hacia las instituciones que conservan y comparten el conocimiento».

El misterio que rodea a la destrucción final de la Biblioteca de Alejandría solo añade a su leyenda. ¿Qué conocimientos se perdieron para siempre en esos rollos de papiro consumidos por el fuego? ¿Qué avances podríamos haber logrado si esa sabiduría no se hubiera perdido?

La nueva Biblioteca de Alejandría revive el espíritu de sabiduría y apertura antigua

Hoy, la Biblioteca de Alejandría vive en la memoria colectiva como un símbolo de la sed de conocimiento de la humanidad. Los esfuerzos modernos para recrear la biblioteca, como la inauguración en 2002 de la Biblioteca Alexandrina, un intento de revivir el espíritu de la antigua institución, demuestran la influencia perdurable de esta antigua joya de la sabiduría.

La Nueva Biblioteca de Alejandría está dedicada a recuperar el espíritu de apertura y erudición de la Biblioteca de Alejandría original. Es mucho más que una biblioteca.

La Biblioteca Alexandrina es mucho más que un simple edificio que alberga millones de volúmenes. Es la materialización de una visión milenaria, la de los Ptolomeos, quienes hace más de dos mil años atrás soñaron con reunir en un solo lugar todo el conocimiento humano. Hoy en día, la biblioteca continúa honrando esa visión y se ha convertido en un símbolo del deseo de conocimiento y entendimiento que siempre ha sido una constante en la historia humana. Pero la Biblioteca Alexandrina no se conforma con albergar los libros y documentos más importantes de la humanidad, también ha puesto su mirada en el futuro, centrándose en la digitalización y la conservación del conocimiento para que las generaciones venideras puedan seguir aprendiendo de aquellos que nos precedieron. En definitiva, la Biblioteca Alexandrina es un homenaje a la visión de aquellos que soñaron con reunir todo el conocimiento en un solo lugar y un recordatorio de que el deseo de conocimiento seguirá siendo una constante en la historia humana mientras exista la humanidad.

A pesar de los siglos y los cambios en la forma en que adquirimos y compartimos el conocimiento, el legado de la Biblioteca de Alejandría perdura. Su historia nos recuerda la importancia de proteger y preservar la sabiduría y el conocimiento, y de proporcionar espacios para que las mentes curiosas aprendan, crezcan y florezcan.

La Biblioteca de Alejandría, con su tamaño, su influencia y su papel en la promoción del conocimiento y la sabiduría, sigue siendo la biblioteca más importante de la antigüedad. Aunque su existencia física es cosa del pasado, su espíritu perdura, inspirando a generaciones de eruditos y amantes del conocimiento en todo el mundo.

Fuentes y más información: La Vanguardia | Wikipedia | National Geographic | Xataka |