¡Quién tiene un amigo o un familiar bibliotecario tiene un tesoro!… El bibliotecario puede no pensar lo mismo de ellos. Y es que hay situaciones en las cuales más vale mantener el anonimato o no decir a nadie en qué trabaja uno. Aunque bien es cierto que ser bibliotecario es estar expuesto y de cara al público, así que nada o poco se puede hacer para que los amigos, familiares y usuarios de la biblioteca no te reconozcan como esa persona a la cual preguntar en cualquier momento y sobre cualquier cosa.

Sin duda que ser bibliotecario es ser el “famoso” del grupo y al que siempre van a preguntar sobre cualquier tema o asunto. La palabra del bibliotecario es una sentencia y sienta jurisprudencia para sucesivas ocasiones en las cuales se den circunstancias similares.  Además, no me negaréis expresiones de conocidos y familiares como: “Tú que eres bibliotecario,…”, “Tú que estás siempre entre libros e información,…”, “Tú que lees tanto y sabes tanto,…”. Ya habéis captado que en los puntos suspensivos va la pregunta o consulta. En muchas ocasiones insólita y que nada tiene que ver contigo y tu profesión, y de la cual no tienes respuesta, pero que siempre tratas de responder de la mejor manera posible.

Anteriormente ya había escrito sobre las múltiples profesiones que realizan los bibliotecarios… hoy quiero acercaros a esta profesión “sin horarios”. Bien es cierto que pueden ser situaciones exageradas y que pueden rozar lo humorístico, pero creedme… se dan estos casos e incluso otros que pueden ser más disparatados. Porque… ¿qué bibliotecario no tiene un familiar que le escribe o llama para conseguir información sobre un asunto? ¿Qué bibliotecario no tiene una vecina que se piensa que tiene la biblioteca al lado de su casa?  ¿O qué bibliotecario no asemeja todo lo que ocurre a su alrededor al mundo de las bibliotecas?

Situaciones bibliotecarias del bibliotecario fuera de la biblioteca

  1. Cuando un familiar o amigo te llama al móvil para que le expliques cómo encontrar una información que precisa y te tiene al aparato hasta que da con ella.
  1. Cuando un usuario de la biblioteca te ve por la calle o por el mercado y te pregunta por el horario de la biblioteca, si abrirá el próximo día festivo o por cómo se le ocurrió al mundo de las bibliotecas clasificar la colección por la CDU. [Entre otras preguntas insólitas relacionadas con el mundo de las bibliotecas]
  1. Cuando la relación usuario-bibliotecario va más allá y en un momento de debilidad se te ocurre darle tu correo electrónico personal… y al cual te escriben cada dos por tres para preguntar sobre temas relacionados con la biblioteca.
  1. Cuando tu pareja termina de leer un libro y te pregunta por el siguiente libro a leer en función de sus lecturas previas, gustos o temática que le puede interesar. [Y ya sabes que tienes que acertar sí o sí si no quieres tener la típica charla que empieza por el típico “Ayyy, ¡pero qué poco me conoces!”]
  1. Cuando el profesor de tus hijos se entera de que trabajas en la biblioteca y te pide que vayas a leerles un cuento o dar una charla sobre búsqueda de información e incluso sobre los peligros de Internet. [Por no hablar de si se entera el director del centro y te pide que vayas por las tardes a echarle una mano (trabajar) en la automatización de la biblioteca]
  1. Cuando ese conocido que nunca te llama se acuerda de ti justo en el momento en que está en un centro comercial y te pregunta sobre qué lector de libros electrónicos comprarse.
  1. Cuando la biblioteca ya está cerrada pero te llaman al móvil o te escriben al correo electrónico desde tu ayuntamiento o administración para preguntarte si una noticia es cierta o no. Vamos, para ser filtro antibulos.
  1. Cuando te llama tu vecina a la puerta para comentarte que mañana cumple el plazo para la devolución del libro y para ver si se lo puedes renovar.
  1. Cuando te vuelve a llamar la vecina al mes a la puerta de casa para pedirte que te lleves el libro a la biblioteca ya que ella no podrá ir. [Y además ves que se ha pasado el préstamo una semana].
  1. Cuando tu biblioteca está metida en las redes sociales (e incluso tiene Whatsapp) y estás a las 11 de la noche contestando los comentarios o contestando consultas desde el sofá.
  1. Cuando eres el encargado de escribir reseñas de libros en el blog de la biblioteca y te llevas las lecturas a casa y empiezas a escribirlas desde allí (e incluso acabarlas y publicarlas).
  1. Cuando vas a la librería del barrio y te dice el librero que le convenzas del uso del libro electrónico frente al libro en papel o te diga que le hagas un listado de pros y contras de cada formato. [Conversación en la cual ya sabes que tienes la bronca asegurada]
  1. Cuando por el simple hecho de ser bibliotecario se piensa cualquier persona que sabes de todo y te preguntan sobre temas informáticos, de botánica o construcción.
  1. Cuando vas al restaurante al que sueles ir a comer y el cocinero te reconoce y te empieza a decir que la biblioteca necesita más libros de cocina y te da una lista de nuevas posibles compras. ¡Desideratas anywhere!
  1. Cuando se organiza una actividad fuera de tu horario laboral pero te ves en el compromiso (y necesidad) de estar allí para que todo salga bien y para apoyar a los compañeros.
  1. Cuando vas en el metro (o cualquier otro medio de transporte público) y vas haciendo un estudio sobre las personas que leen y no leen… y entre ellas las que leen en smartphone, papel o lector de libros electrónico.
  1. Cuando estas de vacaciones pero vas a la biblioteca del lugar y empiezas a ver las cosas que tiene y que puedes poner en la tuya.
  1. Cuando de repente se muere un escritor o personaje conocido en fin de semana y empiezas a hacer el listado de libros, películas o CDs de música suyos para hacer una exposición o un espacio de títulos recomendados.
  1. Cuando toca la reunión de vecinos y la vecina (sí, esa que te dijo que le renovases el libro y que lo llevases a la biblioteca) dice en viva voz que tú puedes ser el perfecto presidente o secretario de la comunidad por tus conocimientos en organización de la información y la documentación. A lo cual se suma una votación improvisada sobre dichos cargas y que casualmente sale por unanimidad para que te encargues tú de ello.
  1. Cuando estás en la cama a punto de dormir o en la ducha y de repente se te viene a la cabeza una estupenda idea sobre cómo organizar el mobiliario de la biblioteca para aprovechar mejor el espacio y la apuntas rápidamente en tu cuaderno de anotaciones. Cosa que no queda en una simple anotación, si no que ya le empiezas a dar vueltas y estás una o dos horas maquinando sobre el asunto.

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