El sector editorial está tocado, muy tocado, y esperemos que no hundido. Se puede decir que está en ese momento en el cual no es capaz de vender todo lo que produce y le persiguen los fantasmas del libro digital, al cual no quieren adoptar de buen agrado. Más que normal esto último si se tiene en cuenta que solamente el 11,7% de los lectores en España son lectores de libros electrónicos.

El análisis del mercado editorial en España (2013), realizado por la Federación de Gremios de Editores de España, destaca que el sector editorial sigue siendo la “primera industria cultural española” con una facturación de 2.708 millones de euros, aunque deja ver que hay un descenso del 9,7% de las ventas de libros (-19% en la última década) y que es achacado, según el análisis, a la crisis económica, ausencia de políticas que protejan la propiedad intelectual, la piratería, el 21% de IVA del libro electrónico, supresión de ayudas a familias y la reducción de inversiones a bibliotecas públicas, escolares y universitarias.

El gran filón de las editoriales siguen siendo los libros no universitarios, seguidos de la literatura (novela policíaca, de espionaje sobre todo) y de los libros infantiles y juveniles. Escenarios en los cuales han perdido ingresos que van desde el 9,6% al 17,2% con respecto al año 2012.

Facturación por materias
Facturación por materias

En cuanto al libro electrónico mencionar que solamente supone el 3,7% de la facturación total del sector. Aún así la facturación alcanzó lo 80,26 millones en 2013 frente a los 74,25 millones del 2012 (+8,1%). Crecen, con respecto al 2012, un 8,7% los títulos editados en formato digital, un 89,3% los títulos digitalizados del fondo de catálogo y un 123,5% los títulos comercializados en formato digital.

Si echamos un vistazo al informe «El sector del libro en España. 2012 – 2014» (abril 2014) se pueden observar datos que demuestran la sobreexplotación del sector del libro, es decir, que producen mucho más de lo que son capaces de vender: “Al día se producen unos 768.000 ejemplares y se venden más de 466.000 ejemplares” o que “por cada 100 ejemplares vendidos… se han tenido que producir 165”. En cuanto a lectura digital, y ya como introducción del siguiente apartado, mencionar que el 11,7% de los lectores lee libros digitales y que su dispositivo preferido para hacerlo es el ordenador (55,8%), relegando al eReader al último lugar con un 6,6% de utilización en lectura electrónica, al cual le vaticinan su final de aquí a 10 años. Otro dato a tener en cuenta: 32% de los lectores digitales paga por sus libros… lo que no significa nada porque para leer libros electrónicos no es necesario pagar.

Datos que no hacen más que confirmar que se está produciendo por encima de las necesidades de los lectores / usuarios / clientes, llevando a los libros a un amontonamiento sin igual y dejándoles huérfanos de lector y sin ninguna utilidad. No hace mucho se vio algo parecido con el sector del ladrillo.

¿A qué se enfrentan las editoriales en el mundo digital?

Antes de nada me gustaría dejar claro que entiendo al sector editorial y que el mundo digital no es la panacea para hacerse de oro de la noche a la mañana. No es así. Pero tampoco es un mundo que se deba apartar en su totalidad, más que nada porque si una editorial no se une a este mundo puede que esté perdiendo oportunidades de negocio… y que al fin y al cabo es de lo que viven, de vender.

Estoy de acuerdo con la mayoría de los puntos que trata Manuel Gil en su post “Seis falacias del libro digital”, y más si me pongo en la piel de los editores, pero hay algunos puntos en los cuales no le podría dar la razón (hablando desde el desconocimiento y desde el punto de vista del usuario que luego comprará el libro electrónico). Creo que la producción del libro electrónico es más barata ya que se come intermediarios y por lo tanto notarse en el precio final, y creo en la importancia de la visibilidad digital.

Il mondo digitale di marco Camisani Calzolari il nuovo libro che insegna a tutti come utilizzare al meglio la risorsa digitale in maniera facile per tutti by Michele Ficara Manganelli
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Bajo mi punto de vista achacaría los males de las editoriales a la creciente oferta existente en el mercado actual y dejaría de lado términos ya tan sonados como la piratería o la falta de fomento a la lectura. Está claro que si el futuro es el libro electrónico, ¿por qué no se muestra una clara intención de ir a conquistarlo sin miedo?… y si las bibliotecas son uno de sus principales clientes, ¿por qué no se ayuda a estas en la difusión de los títulos editoriales en lugar de ponerle frenos?

Jeannette Woodward, bibliotecaria y fundadora de Wind River, informa en un artículo de Michael Kozlowski publicado en Goodereader, que los editores comerciales siempre han tenido una idea poco realista de la circulación de los materiales en las bibliotecas: “Se imaginan que los libros en una biblioteca circulan unas cincuenta veces, lo que les supone una perdida de cuarenta y nueve ventas”. [En: ¿Todavía los editores ven la biblioteca como un peligro y no como una oportunidad?]

Según el propio comunicado de EBLIDA (Federación Europea de la Asociaciones de Bibliotecas, Información y Documentación) se pueden extraer información como que los propios editores no quieren vender libros electrónicos a las bibliotecas (encuestas indican que el 50% o más de los best-seller de libros electrónicos no están disponibles para bibliotecas o los ponen a precios altos) y la necesidad de un marco actualizado de propiedad intelectual. [En: Los ciudadanos europeos tienen derecho a leer en electrónico]

Por otro lado tampoco se puede destacar que las editoriales hayan hecho un gran esfuerzo en ajustar los precios a la situación del mercado actual bajando, de media, 34 céntimos cada ejemplar impreso. Cuestiones económica que no solo hay que achacar al 21% de IVA en los libros electrónicos ya que si el IVA fuese del 4% seguirían siendo caros.

Esta claro que a algunos editores no les gusta el libro electrónico. Cuántos pensarán como Enrique Redel con respecto al libro electrónico, que si que “para que un libro funcione tiene que ser editado en papel; todo lo demás es entrar en un callejón que no tiene salida”, que “quienes están empeñados en impulsar el negocio de la lectura electrónica son los operadores de datos y los fabricantes de «hardware»”, que si “los libros son caros porque no se venden. ¿Y por qué no se venden? Porque son caros” y que si “a Amazon no le interesa vender libros; ellos solo quieren controlar tus datos”. Por no hablar del controvertido Andrew Wylie, más conocido como “El chacal” y su “creo que la lectura digital es principalmente para aquellas lecturas descartables”, o que los lectores digitales morirán jóvenes y que deberían tirar sus Kindles a la basura.

Es normal que las editoriales tengan miedo al mundo digital y las grandes plataformas de lectura con productos de lecturas ilimitadas al mes por lo que te cuesta únicamente un ejemplar, véase el caso de Kindle Unlimited, Nubico o 24symbols. Digamos que les están haciendo una dura competencia si no se suman a ellos (aceptando sus condiciones).

En resumen, los problemas que veo a las editoriales en el mundo digital son:

  1. Miedo a abrirse a un nuevo mercado en el cual se piensa que todo se piratea.
  2. Falta de visibilidad digital.
  3. Falta de abaratamiento del producto digital final.
  4. Miedo a las bibliotecas y que no se compren sus libros si las bibliotecas los prestan “gratis”.
  5. El IVA al 21% es un gran problema para sacar libros digitales a buen precio.
  6. Las grandes plataformas de lectura están ofreciendo productos que tiran todo el plan de precios de las editoriales.