Para la ciudadanía británica, los servicios digitales «no sustituyen» a los servicios tradicionales de las bibliotecas. Una encuesta realizada por la Universidad de Strathclyde, en colaboración con YouGov, destaca que más de la mitad de las personas encuestadas (57 %) no están de acuerdo con la afirmación de que los servicios digitales sean un sustituto adecuado de las bibliotecas tradicionales. También ofrece información sobre que el porcentaje de uso de los servicios de bibliotecas digitales aumenta, pero que solamente son utilizados por una quinta parte de todas las personas usuarias de las bibliotecas.

La encuesta fue realizada sobre más de 2.000 personas británicas, todas ellas mayores de 18 años. Dicha encuesta descubrió que, en general, el 57 % de las personas encuestadas tendía a estar en desacuerdo o muy en desacuerdo con que «los servicios digitales sean un sustituto adecuado de los servicios bibliotecarios tradicionales». Eso sí, algo menos de una cuarta parte (22 %) de las personas encuestadas estaba de acuerdo con esta sugerencia.

¿Qué piensa la ciudadanía sobre si los servicios digitales son un sustituto adecuado de los servicios bibliotecarios tradicionales?

Teniendo en cuenta cada grupo de edad, las personas que se mostraban con mayor desacuerdo en cuanto a esta afirmación fueron las personas de 55 años o más. Un 64 % de personas comprendidas en esas edades destacaron que los servicios digitales presentes en las bibliotecas no tienen sustitución de los servicios tradicionales. Y, según va bajando el rango de las edades, menor es el porcentaje de personas que están de acuerdo con que los servicios digitales «no sustituyen» a los servicios tradicionales de las bibliotecas, aunque rompen esta línea descendente las personas entre 35 y 44 años. Es decir, estaban en desacuerdo con esta afirmación el 53 % de las personas entre 45 y 54 años, el 58 % de las personas entre 35 y 44 años (aquí la excepción) y el 48 % de las personas entre 18 y 34 años.

«La gente ha echado de menos las bibliotecas físicas mientras han estado cerradas durante los cierres. Son lugares tranquilos y libres de estrés donde la gente puede ir a relajarse, pedir libros prestados o estudiar. También son espacios sociales en el corazón de las comunidades, donde la gente puede llevar a sus hijos. Ha habido un claro aumento en el uso de los libros electrónicos durante el cierre, pero parte de una base muy baja. Cuando los usuarios de las bibliotecas pueden elegir entre los libros electrónicos y los físicos, eligen los libros físicos», comenta el Dr. David McMenemy, profesor del Departamento de Ciencias Informáticas de Strathclyde y autor del estudio junto a la Dra. Elaine Robinson.

Antes de terminar, comentar que para otras personas los servicios digitales fueron toda una revelación. Los cierres han propiciado que algo menos de una cuarta parte de las personas encuestadas (24 %) esté dispuesta a cambiar su forma de utilizar las bibliotecas públicas en el futuro. Eso sí, el 47 % dijo que no lo haría.

Fuente: Universidad de Strathclyde | Shutterstock |