El libro electrónico puede ser tratado desde dos vertientes: la del negocio y la del acceso a él para el uso y disfrute de los lectores. Ese es el contexto en el cual se está ahora mismo en cuanto a libro digital. Mientras que las editoriales y las librerías ven al libro electrónico como un mero producto de negocio (más los primeros que los segundos), las bibliotecas ven al libro digital como un nuevo formato prestable (o accesible) en el cual se plasman contenidos.

e-lector - 006/366 by Roger Ferrer Ibáñez (user: rofi)

e-lector – 006/366 by Roger Ferrer Ibáñez (user: rofi)

La situación no es nada fácil para el sector editorial… y más cuando se tiene un miedo palpable del desmoronamiento de una industria por los “peligros de Internet”. No ven esta crisis, por la cual están pasando, como una nueva oportunidad. Lástima que se vea la crisis como una crisis económica en lugar de una crisis de identidad que necesita un buen capitán para coger con fuerza el timón y hacer un giro en estas aguas bravas.

Tampoco es fácil la situación para las librerías, ya que si se tambalea el sector editorial saben que uno de los primeros intermediarios en desaparecer pueden ser ellos.

La situación de las bibliotecas es bien distinta. Puede que porque no se juegue su futuro (o su “negocio” o su economía) con el libro electrónico. “¿Cómo que no se lo juega?” preguntarán algunos. La respuesta es fácil: no se lo juega porque las bibliotecas han ido trabajando y preparándose para prestar (o dar acceso) a libros desde hace ya tiempo sin esperar al último momento.

Como bien se comentó en el pasado II Congreso del libro electrónico, y del cual trata este post que escribo, “es preferible decir que estás ante un reto apasionante en lugar de decir que estás de problemas hasta el cuello”. Actitud tomada desde el mundo de las bibliotecas… y en menor medida desde el sector editorial y librero.

El libro en papel y el libro electrónico

El libro en papel ha dejado de ser el vehículo de transmisión directa de referencia del conocimiento. Internet, distintos espacios sociales y los formatos electrónicos han relegado al libro a un segundo plano, pero no menos importante.

El peor enemigo del libro electrónico es el libro en papel. Mientras se le siga comparando con él tendrá la batalla perdida. Solamente se avanzará cuando se analice y trabaje en sus diferencias. Por ahora la profecía de que el libro electrónico iba a sustituir al libro en papel no se cumple.

La batalla entre libreros y editoriales (e intermediarios) está servida en cuanto al libro de texto. Mientras algunas editoriales apuestan por la mochila electrónica y su facilidad y versatilidad en cuanto a los contenidos, los libreros se levantan a favor al libro de texto en formato papel (parte de su negocio).

Sector editorial y nuevos modelos de negocio

El 20% de los libros en España nacen ya en formato digital. Son varias las empresas (24symbols, Nubico, Lektu…) que se lanzan con estos datos a conquistar al público lector a través de suscripciones para el acceso a infinidad de libros electrónicos.

Las editoriales se han empeñado en seguir tratando al libro electrónico como al libro en papel. Existe un miedo latente de editoriales y editores al formato electrónico. Son muchas las que van dando pasos hacía delante, pero pequeños… e incluso puede que insuficientes para lo que quiere la sociedad.

Por otro lado las editoriales verían con buenos ojos la digitalización completa de su colección, pero hecha por los responsables de los derechos de las obras y no por Google.

Lectores y editoriales ven a los libros de diferente manera. Mientras los lectores ven a los libros como unidades de ocio y conocimiento, las editoriales ven al libro como el producto de su negocio. Claramente hay una confusión enorme en el sector editorial entre lectura y venta de libros.

Las bibliotecas como aliadas de las editoriales con el libro electrónico

Se habla mucho del futuro de la biblioteca… pero no debemos olvidar caminar el presente para llegar a ese futuro. Camino que las bibliotecas llevan haciendo desde hace ya tiempo.

Las bibliotecas y los libreros son los mejores aliados que pueden tener las editoriales, pero de las primeras no llegan a “fiarse” plenamente y a los segundos quieren saltarlos con la venta directa a través de sus páginas web. Lo más relevante en política bibliotecaria en estos momentos es buscar simbiosis con todos los actores… políticas que no pasan por la compra de libros electrónicos por lotes o colecciones enteras que no se van a utilizar.

Se habla del préstamo de libros electrónicos desde las bibliotecas como lucha contra la piratería, pero pocos se dan cuenta que la mejor forma de frenar la piratería es poner facilidades a la lectura digital.

Las bibliotecas tienen los deberes hechos en cuanto al libro electrónico y su préstamo a usuarios. Son varias las plataformas de préstamo electrónico que surgen en los últimos meses: eBiblio, eLiburutegia, GaliciaLe…

eBiblio cuanta en su primer mes y medio de vida con más de 20.000 préstamos y se confirma su continuidad para el año que viene. Se escuchan propuestas de que hay que aprovechar la plataforma eBiblio no solo para prestar libros electrónicos, sino para prestar también cualquier otro tipo de contenido digital y multimedia: música, series, películas…

La idea es convertir las plataformas de préstamo electrónico en el nuevo mostrador de la biblioteca donde recoger libros, películas, música… Algo que se busca es la integración total de plataformas de préstamo y no que cada contenido tenga su plataforma independiente. También se hace necesario un botón de compra directa a editoriales y librerías desde estas plataformas.

Hay un cambio de concepciones entre préstamo en papel y acceso electrónico desde el mundo de las bibliotecas… y también en cuento a espacios: “Las estanterías de las bibliotecas pueden estar vacías… pero llenas de contenidos a través de libros electrónicos”. Bibliotecas que seguirán potenciando y dinamizando el uso legal de contenidos y donde el libro electrónico no es una excepción.

Son muchos los usuarios de las bibliotecas que llevan tiempo demandando el préstamo de libros electrónicos. Las bibliotecas tienen que hacer el esfuerzo de formar a sus usuarios en el uso de las plataformas digitales. De hecho, desde las bibliotecas se están creando y formando a los nuevos lectores digitales.