Josefa Vicente Fernández, más conocida como «La tía Pepa», ha aprendido a utilizar el lector de libros electrónicos para no dejar de leer. A causa de su progresiva pérdida de visión, ha encontrado en los libros electrónicos un medio perfecto para seguir disfrutando de la lectura. Esta mujer nonagenaria natural de Horcajo de los Montes (Ciudad Real) afirma que en su vida ha tenido mucha pena, pero que cuando ha querido olvidarse de ella, se ha puesta a leer y se la ha quitado.

La pasión por la lectura la adquirió en la escuela gracias a la llegada de una nueva maestra, Teresa, la cual la enseñó a leer y le inculcó el gusto por los libros. Esta afición ha acompañado a «La tía Pepa» durante toda su vida, aunque bien es cierto que en los últimos años se le hacía muy complicado la lectura de los libros en papel. Para ello se ayudaba de lupas de diferentes aumentos, las cuales le permitían seguir devorando libros. Pero sus problemas de visión a causa de la edad hicieron que se fuera apartando poco a poco de la lectura. Hasta que uno de sus hijos puso remedio para que su madre pudiera seguir disfrutando de su pasión, pero esta vez a través de la tecnología.

Los libros electrónicos permiten a una mujer de 98 años disfrutar de su pasión: la lectura de libros

Un día llegó a casa su hijo Javier con un regalo que cambiaría la vida lectora de «La tía Pepa»: un lector de libros electrónicos con el cual aumentar el tamaño de las letras de los libros. Nunca antes había tenido uno, pero no tardó en aprender a utilizarlo para seguir disfrutando de la lectura. Este regalo ha permitido que puede seguir disfrutando de su pasión y, sin duda, que pasará a ser uno de los mejores en su longeva y lectora vida. Por cierto, y como curiosidad, más si cabe, «La tía Pepa» confiesa que las novelas históricas son sus preferidas, aunque no desprecia ningún género literario.

«El tiempo entre costuras» de María Dueñas o «El hijo de la victoria» de Rafael Romero Cárdenas, son dos de los títulos que están entre sus preferidos.

Destacar que el ganchillo ocupaba gran parte del tiempo de «La tía Pepa» antes de la llegada del libro electrónico, pero ahora la lectura es su única distracción. Su hija María Sagrario comenta que un libro de 400 páginas le puede durar una semana. Por otra parte, la alcaldesa del municipio pide ayuda a su longeva vecina para que transmita su pasión por la lectura a las nuevas generaciones y lance su vital mensaje de que «el libro nos ayuda a vivir, la lectura nos ayuda a seguir adelante».

Antes de terminar, comentar que la historia de «La tía Pepa» me ha recordado a la de la abuela de 95 años que descubrió el préstamo de libros en la biblioteca pública. Vidas paralelas unidas por su pasión por la lectura, y por los familiares que hicieron de puente para facilitar el conocimiento y el acceso a los libros.

Fuentes: Agencia EFE | Castilla-La Mancha Media |