Existe cierta controversia en cuanto a cuál fue el primer libro impreso en España. Para unos fue el «Sinodal de Aguilafuente» y para otros «Obres o trobes en lahors de la Verge Maria». Puede parecer baladí si fue uno u otro, pero es que disponer de tal título da cierto caché al libro e importancia a la organización que lo custodia al tratarse del primer incunable de España.

Comentar que el «Sinodal de Aguilafuente» fue impreso en Segovia en el año 1472, pero hay informaciones que no lo consideran un libro como tal al tratarse de las actas de un sínodo. También comentan que no está muy clara la fecha de impresión al no constar en el documento. Por otro lado, «Obres o trobes en lahors de la Verge Maria» fue impreso en Valencia en el año 1474. Este libro sí que es una obra literaria al tratarse de una recopilación de poemas dedicados a la Virgen María.

Ahora bien, y si tenemos en cuenta las dos primeras acepciones de la definición de libro dada por el Diccionario de la lengua española, un libro es un (1) «conjunto de muchas hojas de papel u otro material semejante que, encuadernadas, forman un volumen» y (2) «obra científica, literaria o de cualquier otra índole con extensión suficiente para formar volumen, que puede aparecer impresa o en otro soporte». Así que las actas de un sínodo, presentadas en un volumen, sí que se pueden considerar como un libro. Otra cosa es la fecha en que fueron impresas. Aunque hay investigaciones que datan al libro en el mismo año de la celebración del concilio de obispos.

Lo que está claro, o debe estar claro, es que ambos incunables tienen una grandísima importancia en el panorama libresco español. Incluso ambos pueden levantar el título que les de la importancia que se merecen. Es decir, el «Sinodal de Aguilafuente» como el primer libro impreso en España y «Obres o trobes en lahors de la Verge Maria» como el primer libro literario impreso en España.

«Sinodal de Aguilafuente», primer libro impreso en España

Juan Arias Dávila fue el obispo de Segovia entre 1461 y 1497. Era una persona culta, poderosa y bibliófila. En 1470 viajó a Roma para obtener una bula con el fin de recaudar fondos para la construcción de la catedral. Este hecho, junto con su gran afición por los libros, fue el que le llevó a conocer la nueva tecnología para realizar libros: la imprenta.

Poco después de este viaje llegó a Segovia el impresor alemán Johannes Párix. El maestro impresor alemán abrió su taller en un local próximo a la catedral, y en el cual estuvo trabajando desde 1472 hasta 1476. Por mandato del obispo, se imprimieron en este taller una serie de libros que recogían las disposiciones del Sínodo celebrado en Aguilafuente en los primeros días del mes de junio de 1472. Libros que posteriormente fueran repartidos entre los asistentes.

Y esta es, de manera muy resumida, la historia de la creación en 1472 del incunable considerado como el primer libro impreso en España. Por cierto, el libro está totalmente en castellano y solamente queda un ejemplar conservado en la biblioteca del Archivo de la Catedral de Segovia.

Aguilafuente está vinculada a la historia del libro por darle el nombre al primer libro impreso en España, en 1472, el conocido como Sinodal de Aguilafuente, que contiene las actas del Sínodo diocesano celebrado en la villa en los primeros días de junio de ese año. Al no tener ni portada ni título, se le denomina haciendo referencia abreviada a su contenido (en lugar de constituciones sinodales) y al lugar donde tuvo lugar el Sínodo, la villa de Aguilafuente.

[…]

Es un libro pequeño, de 235×175 mm., de 48 hojas impresas y catorce en blanco, que se dejaron por mandato del Sínodo para añadir disposiciones posteriores, pues, como se ha dicho antes, Arias Dávila tenía la intención de continuar con su labor reformista. […] Su papel es tosco, elaborado con fibras de lino, y no tiene filigrana, por lo que es muy difícil saber su procedencia. Su tipografía es redonda, característica de las prensas romanas y de los más primitivos incunables españoles, aunque tiene unos pocos tipos góticos que siguen siendo un enigma. Sus páginas tienen 28 líneas y está hecho a línea tirada o a renglón seguido, salvo dos fragmentos, que están dispuestos a dos columnas. […] El libro, como todos los de aquella época, no tenía portada y después de dos hojas en blanco comienza directamente con el índice de capítulos que enumeran las distintas constituciones. También deja los huecos en blanco donde tendría que haber letras capitulares.

«Obres o trobes en lahors de la Verge Maria», primer libro literario impreso en España

El eclesiástico y poeta valenciano Bernat Fenollar organizó un certamen poético en 1474 por mandato del virrey Lluís Despuig. Las obras presentadas en este concurso debían seguir una serie de requisitos en cuanto a la temática y la forma. Es decir, debían versar sobre la admiración y alabanza hacia la Virgen María y debían estar escritos en cinco estrofas, una dedicatoria y un estribillo. Eso sí, había total libertad en cuanto al estilo y la lengua.

Bernat Fenollar recopiló todas las obras presentadas en el certamen Obres e trobes y las mandó imprimir en un libro. El taller encargado de su impresión fue el ubicado en el Portal de la Valldigna, la primera imprenta del Reino de Valencia. En él el maestro impresor Lambert Palmart imprimió el libro Les obres o trobes davall scrites les quals tracten de lahors de la sacratíssima Verge Maria en 1474. Por cierto, el único ejemplar de esta obra se conserva en la Biblioteca de la Universidad de Valencia.

Trobes en lahors de la Verge María fue la primera obra literaria impresa en España. Se compone de cuarenta y cinco poemas, cuarenta de ellos en valenciano, cuatro en español y uno en italiano, así como un prólogo en latín. Salió de las prensas de Lambert Palmart el 25 de marzo de 1474 en la ciudad de Valencia.

Además de ser el primer libro literario impreso en España, este libro cuenta con otro hecho curioso: entre los autores de los poemas hay una mujer. Hecho que por aquella época no era nada probable y que estaba incluso mal visto. La que fuera directora de la Biblioteca de la Universitat de València, María Cruz Cabeza Sánchez-Albornoz, comentó en el diario Las Provincias:

«En las ‘Trobes’ sólo escribe una mujer, que hace una trova a la ‘lahor de la Verge María’. Como en ese momento la mujer no figuraba para nada, hay un notario que da fe de que hay una mujer que escribe una poesía y su nombre figura al comienzo de cada verso. Se llamaba Yoland y escribía en valenciano».

Fuentes: Sinodal de Aguilafuente | Wikipedia (1 y 2) | Catedral de Segovia | Top Valencia |