No cabe duda de que la Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial es una de las más bellas del mundo. Su gran sala rodeada de estanterías de madera repletas de libros, la disposición de su mobiliario y elementos decorativos y, cómo no, su techo abovedado pintado de coloridos frescos hace de esta biblioteca un lugar único y celestial. Pero su belleza no solamente trasciende en su diseño y decoración, sino también en su historia y colección.
La Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial fue fundada por Felipe II a mediados del siglo XVI. En la construcción de esta biblioteca, también conocida como la Escurialense o la Laurentina, implicó a personajes ilustres de la política y de las letras. Les dio carta blanca para realizar compras y recibir donaciones, pero también para hacer confiscaciones e incluso apropiaciones. Sin duda que la desmedida pasión por el coleccionismo y atesoramiento de libros de Felipe II no tenía límites, a los cuales se sumaron sus ideales fundamentales del humanismo.
Ahora bien, en sus cerca de cinco siglos de historia ha pasado por todo tipo de vicisitudes. Desde la propuesta de creación por el cronista Juan Páez de Castro en Valladolid hasta sucesos para olvidar, como sucesivos incendios o la Guerra de la Independencia, la cual casi hace que la colección acabara en Francia. Curiosidades de la Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial como quién fue su primer bibliotecario o qué significan sus frescos o por qué se colocan los libros con el canto hacia fuera en la estantería. Sin duda que una serie de curiosidades, sucesos y acontecimientos que harán que conozcas con mayor profundidad esta majestuosa biblioteca.
15 curiosidades de una de las bibliotecas más bonitas del mundo: la Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial
1. El cronista Juan Páez de Castro fue quien convenció a Felipe II para la construcción de esta gran Biblioteca pública
Bien entrada la segunda mitad del siglo XVI, aún no existía en España una gran Biblioteca pública. Lo cual era un deseo generalizado entre los eruditos humanistas de la época. Querían contar con una que reuniera en un solo lugar tanto los manuscritos como impresos que existían dispersos por España… y fue el cronista Juan Páez de Castro quien ideó y le expuso a Felipe II la necesidad de fundar una biblioteca pública, en la que ocuparían lugar preferente los «libros de mano».
«Cuatro cosas trataré brevemente. La primera, la antigüedad de las librerías y el aprecio en que se tuvieron por los reyes antiguos y después por los emperadores romanos […]. La segunda, de la honra y provecho que viene al reino y a toda la nación. La tercera, del lugar donde se labrará, y cómo se repartirá el edificio, [y] qué se pondrá en cada uno de los apartamentos. La cuarta, de la facilidad con que se juntarán los libros y las otras cosas», Memorial sobre los libros y utilidad de la librería y orden y traza que en ella se ha de tener.
2. Valladolid fue la ciudad propuesta para fundar la biblioteca, pero no fue tenida en cuenta por el monarca
Juan Páez de Castro propuso a Felipe II fundar la biblioteca en Valladolid: «así porque V.M. reside allí muchas veces, como por la audiencia real y universidad y colegios y monasterios y frecuencia de todas naciones».
Cuando Felipe II regresó a España en 1559 procedente de los Países Bajos instaló su corte en Madrid. En contra del parecer de los humanistas, desechó la opción de Valladolid, Salamanca, Alcalá o cualquier otra ciudad céntrica con ambiente universitario para escoger como lugar de fundación de la biblioteca el monasterio que planeaba construir.
3. Los primeros libros de la biblioteca llegaron 6 años antes de ser habitado el edificio
En 1565 llegó el primer lote de libros a El Escorial, seis años antes de que el edificio fuera habitado en junio de 1571. Este primer lote estaba compuesto por unos 42 libros, al parecer duplicados de los que había en palacio, y se depositaron en la sacristía de la villa de la Fresneda, para uso de los primeros monjes jerónimos.
La primera piedra del Monasterio del Escorial fue colocada el 23 de abril de 1563, y 21 años más tarde se colocaría la última: el 13 de septiembre de 1584.
4. Se quería crear una gran biblioteca, pero que no fuera solamente de libros
En la biblioteca ideada por Felipe II a instancia de Páez de Castro no debía de haber única y exclusivamente libros, sino que en ella también tendrían cabida todas aquellas cosas y artilugios que contribuyesen a ampliar e ilustrar la gama de conocimientos que respondiesen al concepto humanístico de la época.
Al lado de los libros, por tanto, debía haber en la biblioteca retratos que ofrecieran a la vista la imagen de los hombres ilustres que los escribieron, así como grabados y dibujos, aparatos geográficos, como mapas, esferas, astrolabios, instrumentos matemáticos y científicos, monetario, reproducciones de la fauna y flora, etc.; en una palabra, biblioteca, museo y laboratorio, que había de ocupar la parte más noble del edificio.
5. La Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial tiene una sola nave alargada en lugar de las tres naves tradicionales de tipo monacal
Las medidas principales de la sala son: 54 metros de largo, 9 metros de ancho y 10 metros de alto. Llamada Salón Principal, también es conocida por Salón de Impresos, por la disposición de libros impresos de autores antiguos, como griegos, latinos y hebreos, o Salón de los Frescos, por las pinturas que adornan el techo y las cornisas. Por cierto, está emplazada sobre el vestíbulo de la entrada principal.
Su planta rectangular tiene como precedente estructural más claro la biblioteca Laurenziana de Miguel Ángel, que fue la que configuró un nuevo modelo espacial de librería. Es decir, a las tres naves tradicionales de tipo monacal sucede la idea de una biblioteca compuesta de una sola nave alargada, con ventanas muy bajas que inunden de luz ese gran espacio rectangular.

6. Las siete Artes Liberales están representadas en los frescos de la bóveda del Salón Principal
El Salón Principal tiene una cubierta de bóveda de cañón dividida en siete tramos, los cuales sirvieron para representar en el compartimento central mediante pinturas al fresco las siete Artes Liberales: Gramática, Retórica y Dialéctica -el Trivium– y Aritmética, Música, Geometría y Astrología -el Quatrivium–. También se pintaron escenas subordinadas con personajes insignes e historias relacionadas con cada una de las ciencias en la parte inferior. Los frisos fueron aprovechados para pintar 14 escenas, dos por cada arte liberal.

7. Una de las piezas más conocidas del Salón Principal es la esfera armilar
Tras estar en la residencia habitual de Felipe II, el monarca decidió enviar la esfera armilar al Monasterio del Escorial y a partir de 1593 aparece formando parte del mobiliario de la biblioteca.
Una de las piezas más conocidas del Salón Principal de la biblioteca es, sin duda, la esfera armilar, que representa el sistema solar según las teorías de Claudio Ptolomeo y era utilizada para el estudio de los movimientos de los astros.

8. El Salón alto sirvió para ocultar los libros prohibidos
El Salón alto se encontraba encima del Salón Principal, del que es una segunda planta superpuesta y simétrica. En este salón permanecieron todos los libros desde el año 1587 hasta que se terminó la estantería del salón principal en 1593. Posteriormente el Salón alto fue destinado para guardar los libros duplicados y los prohibidos.
9. El actual Salón de Manuscritos era anteriormente la ropería del Monasterio
El Salón de Manuscritos es una sala de planta rectangular abovedada de 29 metros de largo, por 10 metros de ancho y 8 metros de alto. El P. Antonio María Claret, responsable del Monasterio desde el 1858 al 1868, fue quien ordenó trasladar los manuscritos a la ropería del Monasterio tras el devastador incendio sufrido en 1671 en el Salón alto.
Este traslado no solo los libró de otro incendio, el de 1872, en el que ardió dicho salón, sino que los situó en un lugar idóneo desde el punto de vista de su conservación, pues cuenta con unos índices constantes de temperatura y humedad poco menos que ideales.

10. Felipe III decretó que se donara a la Real Biblioteca un ejemplar de todas las obras impresas en España y en sus Estados
En el siglo XVII el bibliotecario mayor de la Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial (P. Antonio Mauricio) comentó al rey Felipe III que diera las órdenes oportunas para que se donara a la biblioteca un ejemplar de cuantas obras se imprimieran en España y en sus Estados.
El rey accedió y dio el correspondiente decreto de 12 de enero de 1619; decreto que fue confirmado por sus sucesores en el trono hasta comienzos del siglo XIX (el último rey que urgió su observancia fue Fernando VII, en Real Orden de 8 de agosto de 1831). Pero, aunque en virtud de dicho decreto se adquirieron algunos libros, muy a menudo los autores, libreros e impresores hicieron caso omiso de él.
11. La Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial posee más de 600 incunables
El fondo bibliográfico impreso de la Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial asciende a unos 40.000 volúmenes, de los cuales habría que tener en cuenta que más de 600 son incunables.
La mayor parte son ediciones latinas, algunas muy estimables, como «De Civitate Dei», de San Agustín, editada en Roma en 1468; la célebre «Biblia de Valvanera», impresa en fina vitela en Venecia 1478; o el «Comprehensorium» impreso en Valencia el año 1475 y que es el segundo libro impreso en España. Entre los españoles son valiosos por su rareza: «Fábulas de Esopo», editado en Zaragoza en 1489; «Egloga» de Teodolus, Zamora 1492, etc.

12. El arabista José Antonio Conde evitó que toda la colección de la Real Biblioteca acabase en Francia
La Guerra de la Independencia supuso un duro revés para la Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. A finales de 1809 todos los libros impresos y manuscritos fueron traslados a Madrid con la intención de llevarlos posteriormente a Francia.
Al parecer la persona a la que se confió esta misión, el arabista afrancesado José Antonio Conde, logró salvarlos ocultándolos en el convento de la Trinidad, en Madrid, y cubriendo los cajones con montones de libros impresos. En el año 1810 los fondos de la Biblioteca escurialense fueron trasladados del convento de la Trinidad a la Biblioteca Real (hoy Nacional) de Madrid, y a ella quedaron incorporados. En 1814, previa solicitud por parte de la comunidad de los Jerónimos, Fernando VII dispuso su devolución a El Escorial, a pesar de la oposición de algunos eruditos, entre ellos el bibliotecario mayor de S.M., D. Juan de Escoiquiz, que pretendían que los manuscritos quedaran definitivamente incorporados a la Biblioteca Real (=Nacional), accediendo sin dificultad a devolver los impresos.
Eso sí, en el traslado de la colección se perdieron diversos códices e impresos. Algunos de ellos están en la actualidad en París, Londres y Nueva York.
13. En el siglo XVIII se cerró la estantería como medida de protección
Toda la estantería consta de 54 estantes, que en la actualidad están numerados. Cada uno tiene seis plúteos. En un principio los estantes estaban abiertos. Las puertas y telas metálicas que se pueden ver en la actualidad se pusieron en el siglo XVIII, durante el reinado de Fernando VI (1746-1759), como medida de protección, sin que por ello la obra perdiera ni su forma ni su composición primitiva.
14. Los libros están dispuestos de una forma original: con los cantos hacia fuera
Esta disposición ofrece un aspecto de gran uniformidad al estar el canto dorado hacia el exterior.
En esta estantería los libros están colocados por temas y por tamaño, y dispuestos de una forma un tanto original, es decir con el canto dorado hacia el exterior, con lo que ofrece un aspecto de gran uniformidad.

15. El primer bibliotecario de la Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial fue Benito Arias Montano
Pese a que el primer encargado de la librería fue Fray Juan de San Jerónimo, el título de primer bibliotecario corresponde a Benito Arias Montano, el cual fue también el autor del primer catálogo de la biblioteca.
Que interesante respecto a los datos curiosos de su biblioteca, yo laboro en una biblioteca académica de una localidad del Estado de Michoacán México, y me asombra saber el acomodo de los libros, me pregunto que clasificación tienen, como se ordenan y como es es control para la localización de los mismos.
Se que en su biblioteca se encuentra el original del libro La Relación de Michoacán, esto es muy interesante, muchas felicidades por su magnifica y maravillosa biblioteca
Hola, Geraldina. La Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial es impresionante y posee una magnífica colección. Muchas gracias por comentar que se encuentra dicho libro en la biblioteca, no tenía conocimiento. Si me entero del sistema de clasificación, te digo. Saludos desde Madrid… :)
Buenos días. Siempre he pensado que los libros en la biblioteca son para leerlos y no de adorno. Por lo que me surge la duda que colocar los libros al revés no está cómodo para encontrar lo que quieres, pero muy comodo para esconder los titulos de los mismos. Un saludo
Hola. Esta biblioteca, en concreto, es especial. Los libros que contiene son para su conservación… :) Saludos.