Todos en nuestro lugar de trabajo tenemos nuestras manías o “métodos de mejora y organización”. El profesional de la biblioteca no está exento de tener sobre sus espaldas unas cuantas manías. Manías que pueden hacer de manera inconsciente y que tienen muy interiorizadas en su día a día… o manías que son muy conscientes de ellas y que deben hacer sí o sí, ya que no hacerlas pueden llevarles al caos absoluto en su jornada laboral (caos que acaba cuando se realiza dicha función no hecha).

 

Según el Diccionario de la lengua española una manía es una “preocupación caprichosa y a veces extravagante por un tema o cosa determinados”

Hace ya unas semanas que pregunte a mis colegas bibliotecarios/as de Facebook sobre sus manías (muchísimas gracias a todos y cada uno de vosotros). La verdad es que quedé gratamente sorprendido por la alta participación y al ver que no eran pocos los que compartían manías en sus quehaceres bibliotecarios. Manías o métodos de trabajo que van desde el orden de la sala hasta el gusto por oler los libros nuevos que lleguen a la biblioteca.

Y digo métodos de trabajo porque muchos están orientados a una mejora y optimización de las funciones y los recursos. Optimización como no dejarse ningún aparato o luz cuando ya no se utiliza, tener siempre a mano boli y papel para anotar ideas o listas de tareas, clasificar libros antes de colocar en estanterías o catalogar, tener siempre ordenada la sala y las estanterías (hay que dar siempre buena impresión)… A continuación hago un resumen de toda la participación y añado alguna que otra manía más.

Las 10 manías de los bibliotecarios/as en sus bibliotecas

  1. Encender las luces, ordenadores y demás aparatos que sean de utilidad durante el día al abrir la biblioteca… y al cerrar la biblioteca, todo apagado. Que no quede ni la luz led de las pantallas de los ordenadores encendida.
  2. Saludar y despedirse de los compañeros y personas con las que se cruza en la biblioteca… aunque se las cruce quince veces a lo largo del día. Siempre hay que mantener la compostura y las formas, aunque se peque de cansino.
  3. En el mostrador y/o mesa de trabajo cada cosa en su sitio y alineada. El orden prima sobre el caos con la finalidad de armonizar el lugar de trabajo y localizar rápidamente los sellos, lápices, bolígrafos, rotuladores y subrayadores… ¡cada uno de ellos tiene su función única e insustituible!
  4. Tener papel o una libreta siempre a mano para ir anotando ideas o cosas por hacer (tareas pendientes)… e incluso para dejar anotaciones a los compañeros del siguiente turno.
  5. Clasificar los libros del carro por signatura antes de colocarlos en las estanterías. El objetivo es optimizar la función de colocación y hacerlo en el menor tiempo posible. Ahhh… y al finalizar el día tratar de que no haya ningún libro pendiente de colocar en el carro.
  6. Catalogación según complejidad o gusto. Colocar primero para catalogar los más difíciles y luego los más fáciles o que más puedan gustar… o colocarlos por tema, tamaño, grosor y color. A la hora de catalogar también están las manías de sellar los libros antes de catalogarlos, leer alguna página al azar o sus resúmenes, e incluso mirar el país de procedencia por el ISBN.
  7. Tener la sala siempre colocada y ordenada. Las mesas, mesitas, sillas y sillones siempre colocados y en su lugar (ni un centímetro más ni un centímetro menos). Que no haya ningún libro sin utilizar, y sin usuario, encima de las mesas. Las chaquetas y abrigos colgados en el perchero o en la silla, nunca sobre la mesa. ¡Y los paraguas mojados al paragüero!
  8. Cuando llegan las novedades a la biblioteca revisarlas para ver qué se va a ofrecer a los usuarios y hacer lista de posibles que puedan gustarte. Otra cosa que se suele hacer con frecuencia es oler los libros nuevos. ¡Ayy… el olor del papel!
  9. Revisar las estanterías por si hubiera algún libro mal colocado. Poner los libros rectos en las estanterías y alinear para que ninguno sobresalga del otro. Si se hacen estanterías / mesas de recomendaciones o novedades y se llevan un libro, recolocar el resto de materiales para que no quede ningún hueco.
  10. Algunas otras manías que tienen algunos bibliotecarios/as van orientadas a la limpieza (limpiar todo con alcohol o con un limpiador multiusos), a la comodidad (descalzarse mientras están tras el mostrador), la hidratación (tener siempre en la mesa agua, café, refrescos…), e incluso llevar el trabajo a casa (organizar su colección personal según reglas bibliotecarias).

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