La riqueza se puede encontrar en los pequeños detalles, objetos o lugares, como puede ser la lectura, los libros o las bibliotecas. Esto es algo que saben muy bien vecinos de Quintanalara. Este pueblo de la provincia de Burgos cuenta con una de las mayores bibliotecas del mundo en cuanto a índice de libros per cápita. Y es que tiene cerca de 16.000 libros para sus 31 habitantes (INE, 2018), de los cuales solamente un tercio viven allí durante todo el año. Esto supone que a cada uno le tocan algo más de 500 libros. Por cierto, ya se está planeando crear una segunda biblioteca en la localidad con un fondo que superará los 20.000 libros, según informa El Correo de Burgos.  

El Potro, como así se llama la biblioteca de Quintanalara, se encuentra en uno de los márgenes del municipio. Rodeada de árboles y campos verdes, presume de ser un lugar tranquilo y apacible sumergido en plena naturaleza. Por delante de la biblioteca pasa un camino de tierra, el cual lleva hasta esta pequeña edificación de piedra y doble puerta de madera adintelada con ventanas para que acceda la luz exterior. Sobre la puerta hay una pequeña placa de piedra con la inscripción en números romanos «MMVI» (2006), quizás la fecha de la rehabilitación del edificio. Su tejado a dos aguas de tejas naranjas también dispone de una serie de ventanales para dar luminosidad al espacio.

En su interior predomina la madera tanto en el techo como en las estanterías que custodian a los libros. En el centro de la planta rectangular del edificio todavía está presente el potro donde herraban las monturas de los animales. Es un lugar diáfano y luminoso, de suelo de cemento y forrado de estanterías repletas de libros.

Comentar que no es una biblioteca al uso. Esta biblioteca se podría definir como una «biblioteca vecinal», la cual ha sido creada a través de un proyecto cultural denominado EntreLibros. Gracias a dicho proyecto se ha conseguido incentivar, principalmente, el espacio y, de manera secundaria, el turismo rural.

Actualmente se ha rehabilitado para acoger el proyecto cultural Entrelibros con la creación de la Biblioteca de intercambio (Bookcrossing) para todos los interesados en el patrimonio, cultura y en el enriquecimiento personal a través del libro. (Atrio Gestión Inmobiliaria, 2017)

Esta más que curiosa biblioteca está abierta de manera permanente todas las horas y días del año. Cuenta con una extensa colección de libros formada gracias a la buena voluntad vecinal y de múltiples donantes. Un ejemplo serían los 2.000 kilogramos de libros donados por la Universidad de Navarra.

La mayor parte de las donaciones son de particulares, «gente que hereda la biblioteca de sus padres y no sabe qué hacer con ella, gente que da seis o siete de su biblioteca particular… La gente tiene un montón de libros», cuenta Rubén Heras, alcalde de Quintana. (El Mundo, 2016)

Por cierto, en ella no existe el préstamo regularizado de libros, sino el intercambio o «préstamo sin fecha de devolución». Y es que desde la concepción de la biblioteca, Quintanalara se sumó al movimiento del bookcrossing para activar su enorme colección de libros, además de para animar a que todo el mundo conociese este excepcional punto literario. Hasta la fecha llevan un total de 15.717 libros registrados en la plataforma de esta «biblioteca mundial».

«Hemos metido a Quintanalara en bookcrossing, una red de intercambio de libros. Para que sus libros viajen. Para que alguien lo lea y lo deje en Valladolid o en Bilbao o donde sea. A cambio tiene que dejar otro», aclara Rubén Heras, quien sueña con la biblioteca convertida en una excusa para adentrarse en Tierra de Lara. (El Norte de Castilla, 2016)

Para terminar, comentar que hay muchas formas de concebir y entender a las bibliotecas. Hay «bibliotecas vecinales» (como sería este caso, bajo mi punto de vista), bibliotecas libres (como pudiera ser esta biblioteca creada en un árbol), bibliotecas especializadas, bibliotecas públicas… Todas unidas por los libros, pero con funciones y finalidades diferentes.