La Biblioteca Pública del Estado en Las Palmas lleva meses prestando parte de sus instalaciones para que rastreadores puedan realizar su trabajo de seguimiento y control de la pandemia. La rapidez para montar de manera rápida y efectiva el dispositivo de rastreadores ha sido clave para que Carlos Jorge Acosta, gerente de Atención Primaria del Área de Salud de Gran Canaria, destaque el papel fundamental que ha jugado la biblioteca en la lucha contra la COVID-19.

«Sin esta infraestructura no hubiese sido posible una respuesta tan rápida y eficaz. Para nosotros es un recurso imprescindible y prueba de la colaboración entre los diferentes departamentos de la Administración canaria». [Gobierno de Canarias: Sanidad destaca el “papel fundamental” que ha jugado la Biblioteca, sede de los rastreadores, contra el Covid]

Destacar en que esta Biblioteca Pública del Estado hay un total de 60 rastreadores con diferentes funciones. Además del grupo de rastreo y del de seguimiento, también trabajan allí el grupo de sociosanitarias y el grupo de intervención, que se desplaza a los domicilios para realizar las pruebas a los convivientes de los positivos en COVID.

Como cabría esperar, Juan Márquez, viceconsejero de Cultura y Promoción Cultural, afirma sentirse muy orgulloso del papel que ha jugado la biblioteca en la lucha contra la COVID-19 al poner a disposición de Sanidad una instalación con el equipamiento necesario que sirviera de sede de coordinación en la lucha contra la pandemia. Además, destacó que se ha seguido con el préstamo de libros y se ha potenciado el uso de la tecnología.

«El virus nos ha obligado a dar pasos agigantados en materia de digitalización, aunque hemos seguido con el préstamo de libros físicos, que se desinfectan y pasan a estar en cuarentena antes de volverlos a prestar. También hay salas que se pueden usar con las limitaciones habituales».

Antes de finalizar, aprovecho para compartir este vídeo que el medio LA PROVINCIA publicó hace unos meses. En él se muestra el trabajo de los rastreadores en la Biblioteca Pública del Estado en Las Palmas, la cual convirtieron en su «cuartel general».