Dentro del universo de las curiosidades existe todo un mundo en las patentes de invención. Un mundo en constante ebullición por las grandísimas ideas y por aquellas que no lo son tanto, pero que quedan igualmente reflejadas para la posteridad. A la brillante enciclopedia mecánica de Ángeles Ruiz Robles, habría que sumar esta enigmática patente presentada en 1934 por los inventores Jean Baptiste Faucher y Camille Reduron: Aparato para la desinfección automática de libros u objetos similares.

Aparato para la desinfección automática de libros u objetos similares. El objeto de la presente invención es un dispositivo similar destinado a la desinfección de libros, cuadernos u otros objetos similares que comprende una serie de hojas enlazadas, y dispuesto para llevar a cabo esta operación de forma automática y muy completa, hoja por hoja.

Buscando información sobre cómo desinfectar los libros de la biblioteca encontré esta especie de lavadora de libros en una publicación de Facebook. Decidí buscar más información sobre este curioso aparato y llegué hasta su origen gracias al buscador de patentes Espacenet: CH173911A Appareil pour la désinfection automatique de livres ou objets similaires.

Tal y como se comenta en la patente, ofrece la ventaja de desinfectar rápidamente, en serie, un número considerable de libros de cualquier tipo. Dicho aparato se caracteriza por la combinación de un soporte dispuesto de tal manera que se puede colocar encima de los aglutinantes separados, y un dispositivo que ve al menos un chorro de desinfección de fluidos entre los resbalones, el soporte operativo y la producción disponible. Estos chorros son desinfectantes móviles. Uno en relación con el otro, de modo que todos los folletos para desinfectar giren antes de los chorros desinfectantes.

En una disposición preferida, dichos inyectores de desinfectante positivo se colocan delante de las láminas separadas y se ajustan para dar la vuelta cuando pasan antes de estos inyectores, de modo que se realiza una desinfección completa, hoja por hoja. De manera notablemente segura. Simple, rápido y eficiente.

Aparato desinfección de libros bibliotecas

Este aparato comprende un cuerpo cilíndrico, hermético, en el que se forma una abertura para la inserción y extracción de los libros que se desinfectarán. Durante la desinfección, la abertura está cerrada, también de forma sellada, por un panel soportado en los bordes de esta abertura por tornillos montados en barras extraíbles. Dentro del cuerpo se aloja un soporte en forma de estante circular, destinado a recibir libros. Este soporte está montado en un eje vertical giratorio dispuesto a lo largo del eje del cuerpo. En el eje, y en los espaciadores paralelos a este eje, hay bandejas deslizantes o estantes destinados a recibir los libros, y se transportan mediante tacos ajustables con tornillos (o montados, de cualquier otra manera equivalente), lo que permite variar su altura según el formato de los libros que se van a desinfectar. […]

Se comenta que cuando el aparato está funcionando, los libros pasan lentamente por los chorros de aire, y el ensamblaje se ajusta para que estos chorros se muevan a través de las hojas automáticamente, y así envíen, entre todas las páginas de estos libros, el producto antiséptico que llevan los vapores. El dispositivo se deja en funcionamiento durante un tiempo suficiente para garantizar la desinfección completa de los libros.

Es cierto que existe una amplia gama de máquinas para limpiar libros (Depulvera, Pulvisina, Nebuna, Spirabilia son solo algunos ejemplos), pero desconozco por completo el recorrido vital de este curioso invento. Pero ahora que todo el mundo está buscando información sobre cómo desinfectar los libros de las bibliotecas, quizás sea el momento de prestarle un poquito de nuestra atención y darle su momento de gloria a él y a sus inventores.