Las librerías de segunda mano dan una nueva oportunidad a miles de libros que llegan hasta sus estanterías. Por diversas razones, entre las que prima el espacio que ocupan, dichos libros dejan de ser necesarios y pasan a ser una carga de la cual prima desprenderse. Pero no hay problema en ello, porque dicho «abandono» del libro puede llegar a ser una nueva oportunidad y vida para él.

A todos nos encantan los libros nuevos y lustrosos. Libros con páginas blanquecinas bien lisas y con su característico olor fruto de la mezcla del papel, sus tintas y el pegamento. Pero puede que este aspecto exterior no llegue a eclipsar el encanto que tienen los libros con unos cuantos años en sus lomos. Libros que han sido dotados de una nueva oportunidad para llegar a otras casas y seguir así siendo útiles gracias a las librerías de segunda mano.

Y es que las librerías de segunda mano se presentan como los lugares en los que salvar a los libros de un final atroz y, en ocasiones, desesperado. Librerías a conocer y de las que reconocer su trabajo, esfuerzo y dedicación. Y no solo por el «salvamento» del libro en sí, sino también porque son capaces de acercar infinidad de ellos a personas que de ningún otro modo podrían conseguir.  

¿Qué es lo que más me gusta de las librerías de segunda mano?

La verdad es que de las librerías de segunda mano me gusta todo: la atención recibida por los profesionales que están al frente de ellas, las estanterías repletas de libros conocidos y por conocer, el ahorro significativo que supone comprar libros a un menor coste… Pero, si me tuviera que decantar por lo que más me gusta de comprar en ellas, me quedaría con lo siguiente:

1. Apoyar el trabajo de los libreros.

Si sacar a flote y mantener una librería debe ser una tarea ardua y complica, hacerlo con una de segunda mano debe ser una proeza. En ocasiones no nos damos cuenta de las dificultades que pasan estas pequeñas empresas y autónomos, así que todo apoyo que podamos brindarles estoy seguro que será muy bien recibido.

2. Perderme por sus estanterías físicas y/o virtuales.

Me encanta ir a librerías de segunda mano, perderme por sus estanterías y bucear entre sus libros. En ellas el tiempo pasa volando y es fácil que se vaya más de una hora dando vueltas por las estanterías consultado libros sin parar. A raíz de la pandemia esto se complicó, pero hay librerías de segunda mano que cuentan con excelentes páginas web en las que consultar y navegar por sus colecciones, como la Librería Llera Pacios y su excelente catálogo de libros de segunda mano, antiguos y de «tablero» o baratos.

3. Dar una nueva oportunidad a libros que se han quedado sin hogar.

Deshacerse de los libros no es una tarea fácil, pero en ocasiones no queda más remedio. Muchos de ellos van a parar a bibliotecas públicas a través de la donación o a librerías de segunda mano. Sin lugar a dudas que tanto las bibliotecas como las librerías son capaces de encontrar un nuevo hogar a estos libros para que sigan teniendo una vida plena, útil y duradera.

4. El precio de los libros permite ahorrar en el sano vicio de la lectura.

El precio de los libros que se encuentran en librerías de segunda mano están muy por debajo de su precio como nuevos en el mercado. Además, son múltiples las librerías que hacen lotes de libros y grandes ofertas que permiten llevarse mayor cantidad de libros por un menor coste. Entrar en una librería de segunda mano es salir sí o sí con unos cuantos libros bajo el brazo.

5. Encontrar libros que tengo en mi lista de deseos.

No hay mayor descubrimiento en una librería de segunda mano que encontrar un libro que se tiene en la lista de pendientes de compra. Esto me pasó hace unos años con el libro de El principito, el cual nada más entrar encontré y ya no me separé más de él. Estaba prácticamente nuevo y me lo llevé a casa por solamente dos euros. A día de hoy todavía me sigo congratulando de tal hallazgo.

6. Conocer la historia de los libros que compro.

Cuando compro libros de segunda mano no me gusta quedarme únicamente con la compra y el buen precio, sino que me gusta indagar en su historia para saber por qué ha acabado allí. En ocasiones, el personal de la librería recuerda cómo llegó el libro hasta sus estanterías y lo comparten gustosamente. Pero en otras ocasiones obtener esta información es más complicado y te comentan directamente que no han llevado un registro de su llegada o que no tienen más información que la fecha de transacción y el vendedor (del cual no te van a dar su nombre).

7. Descubrir auténticas maravillas.

Caminar entre grandes estanterías repletas de libros hace que de vez en cuando se encuentren auténticas joyas, como libros antiguos, raros, descatalogados y primeras ediciones. Incluso libros que están dedicados por sus propios autores. Recuerdo que hace unos años alguien compró un libro en una tienda de segunda mano por un precio irrisorio y luego resultó valer una fortuna porque estaba firmado por su autor. Ahora no encuentro la noticia. Ni que decir tiene que estos libros, al igual que los que están en mi lista de deseos, despiertan mi necesidad de compra.

8. Hacer un consumo responsable.

Además de dar una segunda oportunidad a los libros, comprar libros de segunda mano es sinónimo de hacer un consumo responsable y minimizar el impacto medioambiental de la creación de nuevos libros ante una posible demanda.

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