Hay una serie de situaciones que ningún bibliotecario/a querrá vivir en sus propias carnes y biblioteca. Situaciones de miedo, pánico, angustia, desolación y desorientación que pueden tener lugar en el ejercicio de sus funciones y en sus puestos de trabajo. Estas situaciones pueden llegar a ser calificadas como pesadillas en las cuales lo que único que querrán estos profesionales será despertar y que todo vuelva a la “normalidad”. Aunque bien es cierto que las situaciones mencionadas a continuación pueden ser de lo más normales (unas más que otras) dentro del mundo bibliotecario.
Situaciones como quedarse dormido y no abrir la biblioteca, que haya una pequeña (o gran) inundación en la biblioteca o incendio, que se caigan las estanterías, que haya plagas, ruidos y sombras extrañas, quedarse encerrado en el baño, que no funcione nada en ese día de trabajo (electricidad, Internet…), las torres de libros sin control, no encontrar una serie de libros que se supone que deben estar, los usuarios agresivos o que roban, la falta de valoración profesional…
Pesadillas en la biblioteca y que todo bibliotecario/a puede llegar a sufrir en algún momento
Inundaciones o incendios en la biblioteca. Son cosas que pueden pasar. No son habituales, pero pueden pasar. Tanto un incendio como una inundación pondrá patas arriba la biblioteca… y a lo que habría que sumar la perdida de documentos, mobiliario y tecnología de la biblioteca. Un auténtico drama y caos si se producen a gran escala.
Caída en dominó de las estanterías. Las estanterías de las bibliotecas tienen ese fatal encanto de que todo puede fallar y acabar en un bonito efecto dominó que esparcirá todos los libros por el suelo y hará que se le acumule el trabajo al bibliotecario/a. Además, debe tratar de que cuando esto ocurra (cruzad los dedos para que no pase nunca) que no le pille cerca.
Ver sombras entre las estanterías y estar solo en la biblioteca. En ocasiones se dice la frase “mejor solo que mal acompañado”, pero se puede estar solo en la biblioteca y a la vez acompañado por sombras y ruidos que el subconsciente tarda menos de un segundo en transformar en situaciones paranormales.
Quedarse dormido y ser la única persona que puede abrir la biblioteca. No son pocos los bibliotecarios/as que trabajan solos y son las personas encargadas de abrir y cerrar la biblioteca. Quedarse dormido y abrir tarde la biblioteca (no 5 o 10 minutos sino 2 horas) puede ser calificada como una pesadilla que todo bibliotecario/a puede llegar a experimentar y que querrá evitar a toda costa.
Plagas de animales / animalillos e insectos en la biblioteca. Por todos es conocido el gran manjar que es el papel para determinada clase de insectos y roedores. Que haya una plaga en la biblioteca podrá ocasionar pérdidas en cuanto a documentos y días de apertura de la biblioteca.
Usuarios agresivos y usuarios ladrones. Es una gran pesadilla y con la cual los bibliotecarios/as tienen que lidiar alguna vez en sus vidas. Hay mucho amigo de lo ajeno que roba a la propia biblioteca, a otros usuarios o al propio bibliotecario/a. Tanto como si se pilla como si no al ladrón decir que es una auténtica pesadilla para el bibliotecario/a por la situación vivida. Ni que hablar tiene el tema de los usuarios agresivos con el propio bibliotecario/a o con otros usuarios. Difícil situación. Una total pesadilla bibliotecaria.
Usuarios que son una molestia. También dentro de los usuarios hay una clase que son más comunes (por suerte) que los anteriores… y son los usuarios que crean cualquier tipo de molestia. Molestias como ruidos con el bolígrafo o el lápiz cayendo sobre la mesa de manera constante, movimiento de piernas que hace que tiemblen todos los usuarios cercanos a él, usuarios que contestan al teléfono como si estuvieran en el salón de sus casas, usuarios que se piensan que el bibliotecario/a es personal exclusivo suyo, grupos folloneros en la biblioteca…
Quedarse encerrado en el baño de la biblioteca o en el depósito. Otra pesadilla que pueden llegar a experimentar los bibliotecarios/as es quedarse encerrado en cualquier estancia de la biblioteca, ya sea el baño o el depósito de los libros. La situación se complica si el sitio en el cual se ha quedado encerrado no tiene cobertura o si se ha dejado el móvil en su mesa de trabajo.
No acordarse de que hoy es el día de esa actividad que programaste. Toda la ilusión que tuvo el bibliotecario/a aquel día a la hora de programar una actividad en la biblioteca se puede venir abajo (de sopetón) al darse cuenta de que hoy es el día de la celebración de tal actividad y ver que todavía quedan muchos cabos sueltos.
Ir a por unos cuantos libros y que no estén en la estantería. Ir a por un libro a la estantería de la biblioteca y que no esté puede pasar, pero que vaya a por dos o tres libros o que estén en paradero desconocido ya empieza a ser considerado como un problema. No están prestados y se suponen que tienen que estar en la biblioteca pero, ¿dónde?
Que te coloquen la mesa. Bien es cierto que los bibliotecarios/as, muchas veces, viven en un caos organizado. Y es que se saben manejar muy bien dentro de un relativo desorden controlado. Que les coloquen la mesa y se la organicen (desorganicen) puede acabar siendo un caos en productividad y una total pesadilla.
Las torres de libros sin control. La acumulación de trabajo es muy común en las bibliotecas al tener que estar atendiendo a otras necesidades del momento de manera constante. Una de estas tareas acumuladas es la catalogación de libros o la colocación de los mismos. Todos ellos acaban en torres (diferenciadas) que se van apilando alrededor del bibliotecario/a con un creciente riesgo inminente de caída.
Que no funcione nada en la biblioteca. Que se caiga la red y no se pueda catalogar o hacer préstamos, que no funcione Internet por un fallo de la compañía, que se vaya la luz y no vuelva en varias horas… La dependencia tecnológica y eléctrica hace que sea una pesadilla no poder contar con ellas… y más si los usuarios se empiezan a cabrear por no poder ser productivos en ese día.
El frío en la biblioteca cuando hace calor en la calle, y viceversa. Parece ser que los edificios modernos (y no tan modernos) no entienden de frío o de calor. Parece estar sin control tanto la calefacción en invierno como el aire acondicionado en verano. Cambios de temperatura entre la que hace en la calle y en la biblioteca que no hacen más que tener al bibliotecario/a resfriado durante todo el año.
Que no veas la hora de salir de la biblioteca. Que falten 10 minutos para el cierre de la biblioteca y que el bibliotecario/a esté deseando cerrar y marchar para casa. De repente todos los usuarios ven la necesidad de preguntar al bibliotecario/a o de tomar en préstamo todos los libros que te permite la biblioteca.
La falta de valoración profesional. Que tanto la administración para la que depende la biblioteca como los superiores del bibliotecario/a no valoren el trabajo y esfuerzo que se realiza día a día. Que no se tenga en cuenta lo que se hace o que se propongan cosas a hacer y acaben en saco roto.
Imagen superior cortesía de Shutterstock
Totalmente d’acuerdo!
Falta otro, el acordarte cuando estás casi en casa de que no has cerrado tal puerta o ventana… con el consiguiente peligro de robos y esas cosas! ?
Uffff… ¡qué peligro! (y desconcierto se crea uno mismo)… Gracias por aportar una nueva situación… :)